Los tres filósofos, Gorgione 1505-1509 |
¿Por
qué los maestros?
Cuando el hombre
llegue al otro mundo se le preguntara. < ¿Quién ha sido tu maestro y qué
aprendiste de él?>
Shelomo de Karlin
Rabino
Cuenta Hegel en sus discursos pedagógicos que se siente bastante consternado porque sus alumnos no saben cosas básicas, y en el gimnasio de la Universidad, expone su descontento, pero advierte, (no quiere que los corran), al contrario, si ya están entre nosotros -dice a los oyentes-, hay que hacerlos buenos estudiantes. Un profesor, maestro, docente no es, hasta que en suma, su vida misma sea entregada a esa labor casi apostólica, enseñar al que no sabe. No solamente debe enseñar, como la raíz misma de la palabra <educación>, que es el acto de hacer a una persona óptima para el mundo, para la vida, para las personas. Un maestro puede llegar a ser la única imagen de intelecto que un niño pueda tener, pero no es una imagen cualquiera, es la imagen de la cultura, la civilización, el conocimiento y el goce por el saber.
Nietzsche
ha señalado, se requieren educadores que
estén a su vez educados, espíritus superiores, aristocráticos, que estén a la altura
requerida en todo momento y que den prueba de ello cuando hablen y cuando
guarden silencio... (Véase Cómo se filosofa a martillazos, pág.78-79). El fin
de la educación TELOS es la
formación, dar forma, morfopedagogía, y el autor del Anticristo lo sabía, basta con leer
sus discursos sobre las instituciones educativas y su feroz crítica al Reich.
De acuerdo
a la tradición clásica Imhotep Ἰμούθης fue el primer maestro, el primer filósofo,
superviviente del gran cataclismo que inundó la tierra (diluvio universal) fundó
su escuela de estudios mágicos y esotéricos. Transmitió no solo conocimientos, traditio (lo que se ha entregado)
igualmente la paradidodema (lo que se
está entregando), la búsqueda de que el conocimiento no se pierda, y esté, como
en un depósito que transmite bajo la primicia (lo que se enseñó se volverá a
enseñar, solamente aguarda a tu maestro).
Para san
Agustín, la educación o formación mística del espíritu, deben ser a su vez, la
formación del alma y el intelecto, que despierten a las verdades reveladas, una
especie de visión pedagógica gnóstica, que se puede ver en Marcos capítulo 4,
donde Jesús les dice a sus discípulos que al pueblo le habla en metáforas
porque no entienden mientras que a ellos les será revelado los misterios del
reino de Dios. Es decir, la época que comprende el medioevo, el misterio es lo
que caracteriza el por qué los maestros bajo la tradición medieval. Misterio de
–mios-, entrecerrados los ojos.
El maestro
es un maestro del pensar, Maîtres a
penser y debe por obligación ética, provocar, hacer sacar de dentro, (del
alumno) ese filos por el conocimiento, validado a su vez por el hecho de que el
profesor sabe y demuestra que sabe, no es algo nuevo ni tendencioso, Sócrates
ya lo hacía con sus discípulos, usando la mayéutica (que significa comadrona)
ya que el filósofo que alguna vez fue profetizado como el más sabio, veía como
su madre ayudaba a las mujeres a dar a luz, y ese acto, el de extraer del
interior un ser, le dio la idea de la educación, debía ser un proceso donde el
conocimiento sale de sí, pero con ayuda del exterior, de lo que están ya en el
exterior y saben. La educación es un proceso de validación de saberes. Para analizar
un poco más, veamos el resultado expresado en forma de gratitud en un alumno a
su maestro; Pierre Boutag le escribe a su maestro Maurras;
“Mi querido maestro, mi maestro, nunca ha sido
esta hermosa palabra más plenamente verdad que en la relación que tengo con
usted…”
El acto
de enseñar, cuando en el acto mismo se encarna dicho proceso, se convierte en
un acto erótico. Que puede acabar bien o mal, mal como el caso del profesor Antonio
Negri y su selecto alumnado que cometieron actos terroristas. Puede tener un
fin positivo, porque el acto de enseñar es una búsqueda del areté pedagógico, y
que se demuestra en la praxis erótica. Cuando el maestro es carismático, lo es
por su saber, porque es tanto lo que en apariencia sabe, que obnubila a sus
oyentes, evidencia que puede ser rastreada en el Banquete de Platón y hasta en
la última cena…sin olvidar la relación entre Herr Heidegger y su alumna Hanna
Arendt.
Un buen
docente, un excelente maestro o un erudito profesor, no es más que el legado
cultural que su formación le brinda, a manera de respeto sobre su propia
conciencia. El saber de un maestro es su justificación del por qué está vivo. En 1929 Alain, escribía en su pizarra, La
felicidad es un deber, (tenía atiborrado de alumnos el aula) igual que Foucault
en su primer curso [El orden del discurso] tras suceder a Jean-Hyppolite. La entrega
del profesor es la posibilidad de entrega del alumno, una entrega que inicia al
aprender a recibir lo que se entrega, la labor, el día a día, los actos y
hábitos, la situación cotidiana, la cosa pública, o como dijo Henry Adams, “El
sentido de la educación es la vida pública” (léase su autobiografía, 1906).
Los maestro
son el eje axial de la formación de los conceptos que validad y dan tradición
de existir a toda época de su propia imagen del mundo.
Antonio Pérez-Paredes
Profesor de primaria y Pedagogía