Piaget,
una vida consagrada a la actividad científica
¿Cuál es el
fin de esta enseñanza? ¿Acumular conocimientos útiles (y útiles, ¿en qué
sentido?)? ¿Aprender a aprender? ¿Aprender a innovar, a producir algo nuevo en
cualquier campo, tanto como a saber? ¿Aprender a controlar, a verificar o
simplemente a repetir?
Jean
Piaget, Psicología y pedagogía, pág. 19
Con el frugal
título de “Piaget Biografía” la
Revista Colombiana de Psicología conmemoraba en 1997 la vida y obra de unos de
los pensadores axiales del siglo XX, y que con gran erudición y cientificidad
aportó al campo de la psicología educativa y pedagogía científica, uno de los
cuerpos teóricos más eximios aplicados a esferas educacionales y sociales. Piaget
fue un niño con una avidez muy temprana hacia la ciencia, lo que lo llevó a publicar
a la precoz edad de diez años un “artículo”
sobre un gorrión albino, mismo que envío a una revista de historia natural en
su ciudad natal. Ya desde infante mostró interés naturalista por los pájaros,
los fósiles y las conchas marinas.
¿Quién fue Piaget?
En su autobiografía dice; “Yo nací el día 9 de agosto de 1896 en
Neuchâtel, en Suiza. Mi padre que vive todavía, ha consagrado sus escritos
principalmente a la literatura medieval, y en una mínima proporción a la
historia de Neuchâtel. Es un hombre de espíritu escrupuloso y crítico, a quien
no le gustan las generalizaciones precoces, y que no teme entablar una polémica
cuando ve la verdad histórica deformada por el respeto a las tradiciones[1]”.
De su círculo familiar intelectual imitó la constancia objetiva en sus
investigaciones, de las que se desprende un lenguaje docto, -inusual- hasta ese
momento para explicar los procesos de desarrollo cognitivo que ya se estudiaba
en Rusia por el equipo de Vygotsky. Junto con él, sembraron las bases de una
teoría muy reconocida actualmente, discutible es, el hecho de que Piaget es
protagonista esencial de dichos aportes psicológicos experimentales. Es decir,
Piaget no era un improvisado.
Fue bautizado con el nombre de Jean William
Fritz Piaget. Fue asistente de Paul Godel quien dirigía el Museo Natural de
Historia de Neuchâtel, a quien le había escrito para poder estudiar con escrupulosidad
los fósiles y las conchas marinas, inclusive le propusieron ser ‘conservador’
de las colecciones, pero rechazó. Se interesó por la epistemología que estaba
de moda en Europa, seguramente tuvo contacto con el Funcionalismo estructural,
que advertía que los organismos al igual que las sociedades pueden ser
explicadas desde lo homogéneo indefinido a lo heterogéneo definido, pues su
primer gran trabajo quiso consagrarlo a explicar la evolución biológica del
conocimiento.
Su vastísima curiosidad le impulsó a
entregarse de lleno a cuántos libros llegaban a sus manos, “…Piaget vislumbraba la posibilidad de
relacionar la epistemología con la biología por el cauce de la psicología,
antes que por el de la filosofía. Sin embargo, no era ello óbice para que
leyese cuantas obras de filósofos podía agenciarse: Kant, Spencer, Auguste
Comte, Fouillée y Guyau, Lachelier, Botroux, Lalande, Durkheim, Tarde, Le
Dantec, y en psicología, James, Ribot y Janet[2]”. A la edad de veintiún
años presentó su tesis sobre zoología, se licenció y doctoró (1918) en biología
en la Universidad de su ciudad natal. A partir de 1919 inició su trabajo en
instituciones psicológicas de Zúrich y París, donde desarrolló su teoría sobre
la naturaleza del conocimiento.
Fue profesor en el Instituto Rousseau donde enseñó psicología infantil
y sucedió a su mentor Reymond en 1925 ocupando su cátedra vacante en Filosofía
en la Universidad de Neuchâtel. Dictó clases para la asignatura “Historia
del pensamiento científico” en la Universidad de Ginebra en 1929 a la par
que dirigía el Instituto Rousseau donde había colaborado, en el año treinta y
nueve fue electo profesor de la materia de sociología en Ginebra, cátedra que
aceptó sin que le consultasen previamente, esa estancia la dedicó a consagrar
sus estudios en diferentes investigaciones, lo que en un futuro se recopilaría en
su Études sociologiques.
Los Essai
de logistique opératoire son publicados después de 1950 cuando ya dedica,
tiempo y esfuerzo intelectual en su vieja ambición de una epistemología
genética. En el 56’s presenta un riguroso examen supervisado por la Fundación
Rockefeller el cual aprueba y le conceden una beca para crean el Instituto de
investigaciones genéticas en la Universidad de Ginebra, en donde los más variados
especialistas trabajaban e investigaban temas de física, filosofía,
matemáticas, psicología, entre otras.
Realizó múltiples estudios y escribió un gran
número de libros; las obras más importantes de Piaget son El lenguaje y el
pensamiento en el niño (1923); La representación del mundo en el niño (1926);
El nacimiento de la inteligencia en el niño (1936); La psicología de la
inteligencia (1947); Tratado de lógica (1949); Introducción a la epistemología
genética (1950) y Seis estudios de psicología (1964).
La crítica a la pedagogía
Después de haber recorrido brevemente el quehacer de Jean Piaget, es normal
que se genere en nuestras ideas, la imagen de un clásico humanista científico,
como quizá no lo ha habido hasta la fecha, a pesar de ello, ronda entre la
pedagogía y los estudiosos de la misma, la simplista conclusión de que los
aportes de Piaget consagran la muy debilitada ciencia pedagógica, hasta tal
punto que la encierra en un marco psicológico puro del que muchos no pueden
salir. ¿Fue Piaget pedagogo? Evidentemente no, pero estuvo muy cerca de la
praxis pedagógica (la docencia) como no lo estuvo Rousseau, y a pesar de ello,
pareciera que es más pedagogo que el mismo Piaget. ¿Qué ocurre con los pedagogos
que no hacen pedagogía y con los que no son pedagogos y hacen pedagogía? Esa es
la línea teleológica de la crítica fundamental de Jean Piaget.
En 1969 publicaba Psicología y pedagogía donde evidenció el
estado de la pedagogía como ciencia. En ella escribe su asombro al percatarse
de que no hay pedagogos científicos, y decir “pedagogos científicos” es afirmar
que los hay, pero sin método. Hoy en día se sigue la misma problemática
metodológica, ¿se trata de una ciencia secundaria o de una ciencia positiva?
¿Es una ciencia estricta o una sucursal de la psicología? No olvidemos un claro
ejemplo con Kant, no era pedagogo, pero impartió en la Universidad de Königsberg
las clases de pedagogía, “materia que se consideraba complementaria hasta
tal punto de no contar con un profesor específico”[3].
Escribe Piaget; “¿Por qué la pedagogía es en tan escasa medida obra
de los pedagogos?, …La verdad es que en nuestras sociedades la profesión de
educador no ha alcanzado aún el status normal al que tiene derecho en la escala
de valores intelectuales. Un abogado, incluso si no tiene un excepcional
talento, debe su consideración a una disciplina respetada y respetable como es
el derecho y cuyo prestigio corresponde a cuadros universitarios bien
definidos. Un médico, aun cuando no haya curado a nadie, representa una ciencia
consagrada, difícil de adquirir. Un ingeniero representa, como el médico, una
ciencia y una técnica. Un profesor de universidad representa la ciencia que
enseña y que se esfuerza en hacer progresar. Por el contrario, al maestro de
escuela le falta un prestigio intelectual comparable, y eso a causa de una
serie extraordinaria de circunstancias bastante inquietantes[4]”.
Lo que Piaget diagnóstica es vigente hasta nuestras fechas, los docentes de
educación básica no son pedagogos, siguen un plan de estudios, pero no hacen investigación,
(investigaciones que Piaget por su parte llevaba a cabo), estudios que
demostraban con resultados y datos, de forma empírica, los procesos intrínsecos
a los que los alumnos eran sometidos. ¿Cómo debe investigar un pedagogo? O, mejor
dicho, ¿Qué debe investigar? ¿Cuál es su objeto de estudio? ¿Es el objeto de
estudio de la pedagogía exclusiva de la pedagogía?
En la actualidad la pedagogía goza de un prestigio que se establece
mediante los estudios y grados académicos alcanzados, si bien, existen
pedagogos que investigan, muchos de ellos inclusive, si se quieren dedicar a
trabajar sobre la inteligencia de los niños, no pueden enajenarse de las
propuestas y teorías psicológicas como si de otra ciencia se tratara. Y es que
depende mucho de otras, no se ha cerrado categorialmente y ese es el problema
más serio que aqueja a dicha disciplina científica. Pasa a ser una mera
práctica lúdica para muchos especialistas, quienes no ven con agrado que un
pedagogo pueda criticar las teorías del aprendizaje como si de árboles
inamovibles de trataran. Por el contrario, el pedagogo que ha cursado sus
estudios con objetividad y se dedica a la enseñanza, es generador de forma
paidéica de una teoría unificadora que es la del proceso enseñanza-aprendizaje,
como el mismo objeto de estudio. Se requiere entonces delimitar hasta dónde,
otras ciencias pueden intervenir en la nuestra y esa es una acción proyectiva
que en los propios pedagogos debe emanar.
Aspirar a ser cultos, a leer lo más que se pueda de historia de la
pedagogía para comparar cómo se han comprendido los métodos del pasado y por
qué muchas veces, ‘lo pasado’ ya no debe seguirse empleando porque recae en el grupo
denominado como “escuela o método tradicional”. ¿Puede el proceso enseñanza
aprendizaje anclarse únicamente a categorías temporales como para afirmar que
el modo en que se enseñó en la antigüedad es anacrónico en nuestros días? Piaget
no lo logró vislumbrar, había algo de lo que carecía, “no conocía a profundidad
la pedagogía”, tanto, así como para considerarse él mismo, un único teórico
digno de la pedagogía, sin serlo.
No demerita su interpretación a la pedagogía, por el contrario, muchos
pedagogos hasta hoy en día no se han leído ni un libro completo de Piaget, pero
compran la idea y sus propuestas psicológicas genéticas como la panacea de la
pedagogía. No se atreven a criticarlo ni mucho a menos a afirmar que se ha
equivocado, o si viviera, el poder preguntarle, ¿Cómo lo aplicaría al día, día
de una clase con niños de tercer grado de primaria? Por ejemplo.
La crítica de Piaget es, por lo tanto, nacida desde el suelo de la
ciencia experimental, (lo cual es mejor que creer que la educación o la pedagogía
es un acto de amor, frase por más cancerígena para la ciencia educativa), lo
que en esencia trata de expresar es que los pedagogos de su tiempo, y los que
le antecedieron, no eran o nunca dieron clases, lo cual es primordial para la
experiencia docente; la ya clásica expresión magisterial, ¡Pon a prueba los
métodos siendo un docente activo y verás la realidad del método! Cuando Piaget
recorre el historial de los que han sido considerados grandes pedagogos se da
cuenta que “Comenius creó y dirigió escuelas, pero su formación era
teológica y filosófica. Rousseau no dio clases y, si tuvo hijos, se sabe que se
ocupó muy poco de ellos. Froebel, el creador de los jardines de infancia y
defensor de una educación sensorial (por otra parte, muy insuficiente), era
químico y filósofo. Herbart era psicólogo y filósofo. Entre los contemporáneos,
Dewey era filósofo, María Montessori, Decroly, Claparéde eran médicos, y los
dos últimos, además, psicólogos. Pestalozzi, quizás el más ilustre de los
pedagogos que únicamente era educador (muy moderno, por otra parte), no ha
inventado realmente nada nuevo en cuanto a métodos o procedimientos, a no ser,
acaso, el empleo de las pizarras, y aun por razones de economía...[5]”.
Es curioso que no mencionara al gran pedagogo Juan Luis Vives, o a Quintiliano,
o a Locke, quienes sí desempeñaron labores docentes y fueron por mucho, y por
encima que el propio Piaget, “grandes pedagogos[6]”.
El mismo Vygotsky que para la fecha en que Piaget realizaba sus
primeros estudios, el equipo de trabajo conformado por el autor antes mencionado,
Luria y Leontiev, ya analizaban y criticaban las teorías piagetianas. En “Aprendizaje
y desarrollo intelectual en la edad escolar” Vygotsky define la teoría de
Piaget como, -extremadamente compleja e interesante-, en donde analiza y
compara, la propuesta de Piaget de estudiar el desarrollo del pensamiento del
niño, de forma muy independiente al proceso de aprendizaje, “Para Piaget se
trata de una cuestión de método y no de una cuestión referente a las técnicas
que hay que usar para el desarrollo mental del niño. Su método consiste en
asignar tareas que no solo son completamente ajenas a la actividad escolar,
sino que excluyen también toda posibilidad de que el niño sea capaz de dar la
respuesta exacta. Un típico ejemplo que ilustra los aspectos positivos y
negativos de este método son las preguntas utilizadas por Piaget en los coloquios
clínicos con los niños. Cuando a un niño de cinco años se le pregunta por qué
no se cae el sol, no solo es evidente que no sabe la respuesta justa, sino que,
aunque fuera un genio, no podría imaginarse una respuesta que se acerque a la
correcta[7]”.
Fuentes de la teoría del desarrollo cognitivo
La teoría del desarrollo cognitivo del niño o del infante es el nombre
de las aportaciones psicológicas, biológicas, epistemológicas y genéticas de
Jean Piaget, como una teoría total, es imposible hallarla en un solo libro, su
extenso aporte metodológico puede estudiarse en sus múltiples libros y
artículos que proliferaron durante su vida. En “Seis estudios sobre psicología”
“Psicología de la inteligencia” “Biología y conocimiento” “El papel de la
acción en el desarrollo del pensamiento” “Lenguaje y pensamiento en el niño”
entre muchas otras, se enlistan como la fuente de su pensamiento científico
vital y pedagógico. En “Seis estudios sobre psicología” Piaget concatena
todos sus conocimientos psicológicos y científicos de sus anteriores estudios
lógico-genético-epistemológico para la explicación de cada una de las etapas de
su TDC; “El desarrollo psíquico que se inicia con el nacimiento y finaliza
en la edad adulta es comparable al crecimiento orgánico: al igual que este
último, consiste esencialmente en una marcha hacia el equilibrio. De igual
forma, en efecto, que el cuerpo evoluciona hasta un nivel relativamente
estable, caracterizado por el final del crecimiento y por la madurez de los
órganos, también la vida mental puede ser concebida como si evolucionara en la
dirección de una forma de equilibrio final representado por el espíritu adulto.
Así pues, el desarrollo es, en un sentido, un progresivo equilibrarse, un paso
perpetuo de un estado menos equilibrado a un estado superior de equilibrio[8]”.
Para la fecha que Piaget inició sus estudios, -como mencionamos
anteriormente-, en gran parte de las Universidades y centros de estudios,
estaba terminando el apego al positivismo y la teoría de Spencer sobre la ley
general de evolución que subdividía en tres etapas; a) la inorgánica, que
comprendía la astrogenia y la geogenia; b) la orgánica, que comprendía los procesos
físicos y psíquicos; c) la superorgánica, que comprendía los procesos sociales.
Este esquema retrata a la perfección la necesidad de Piaget de describir el
desarrollo psíquico como el crecimiento orgánico. Para dicho ejemplo se usaba
las fases de una rana, desde el huevo, pasando por el renacuajo hasta la rana
adulta.
Las etapas o estadios de la TDC
Primer estadio o
etapa sensorio-motora (del nacimiento a los 2 años)
Lo que define esta etapa es la obtención de conocimiento a partir de la
interacción física con el entorno inmediato y la asimilación del mundo exterior;
“esta «asimilación sensorio-motriz» del mundo exterior inmediato lleva a
cabo, de hecho, en dieciocho meses o en dos años, toda una revolución
copernicana en miniatura: mientras que en el punto de partida de este
desarrollo el recién nacido lo refiere todo a sí mismo o, más concretamente, a
su propio cuerpo, en la meta, o sea cuando se inician el lenguaje y el
pensamiento, el niño se sitúa ya prácticamente, como elemento o cuerpo entre
los demás, en un universo que él ha construido paulatinamente y que siente ya
exterior a sí mismo[9]”.
Segundo estadio o
etapa preoperacional (de los 2 a los 7 años)
E, esta segunda etapa empiezan a ganar la capacidad de ponerse en el
lugar de los demás, actuar y jugar siguiendo roles ficticios y utilizar
objetos de carácter simbólico, la comunicación es sumamente importante en esta
parte porque, “Con la aparición del lenguaje las conductas se modifican
profundamente en su aspecto afectivo e intelectual. Además de todas las
acciones reales o materiales que es dueño de efectuar al igual que durante el
período precedente, el niño es capaz, mediante el lenguaje, de reconstituir sus
acciones pasadas bajo la forma de relato y de anticipar sus acciones futuras
mediante la representación verbal[10]”.
Tercer estadio o
etapa de las operaciones concretas (de los 7 a los 11 años)
Empieza a usarse la lógica para llegar a conclusiones válidas
relacionado con cosas concretas, aparece la transición entre los hábitos y los
actos de inteligencia, importante reconocer que es en esta etapa, donde muchos
sistemas escolares del mundo comienzan a aceptar estudiantes en los primeros
grados de estudio; “El promedio de edad situado en los siete años, que
coincide con el principio de la escolaridad propiamente dicha del niño, señala
un giro decisivo en el desarrollo mental. En efecto, asistimos, en cada uno de
los aspectos tan complejos de la vida psíquica, tanto si se trata de la
inteligencia o de la vida afectiva, de las relaciones sociales o de la
actividad característicamente individual, a la aparición de nuevas formas de
organización que completan los esquemas de las construcciones presentes durante
el período precedente y les aseguran un equilibrio más estable, inaugurando
también una serie ininterrumpida de nuevas construcciones[11]”.
Cuarto estadio o
etapa de las operaciones formales (de los 11, 12 en adelante)
El niño/alumno utiliza la lógica para llegar a situaciones concretas y
abstractas, se observan actos de inteligencia superior, comenzará a usar los
esquemas de conocimientos conocidos para asimilar el objeto de su interés; “A
los once o doce años, cuando se ha iniciado este pensamiento formal, es posible
la construcción de sistemas que caracterizan a la adolescencia: las operaciones
formales facilitan, efectivamente, al pensamiento un poder totalmente nuevo,
que equivale a desligarlo y liberarlo de lo real para permitirle trazar a su
antojo reflexiones y teorías[12]”.
Una vida científica
Existe un antes y un después en las ciencias humanas y en la pedagogía
con la figura ínclita de Piaget, teórico lúcido como pocos, hacedor de
contenidos sumamente interesante y que modificaron la forma de percibir la
educación y sus procesos internos como externos. “Piaget influyó en nuestra
forma de concebir el desarrollo del niño. Antes que propusiera su teoría, se
pensaba generalmente que los niños, eran organismos pasivos plasmados y
moldeados por el ambiente. Piaget nos enseñó que se comportan como ‘pequeños
científicos’ que tratan de interpretar el mundo[13]”.
Tras su muerte el periódico “El
país” publicó la siguiente nota:
“El profesor Jean Piaget, psicólogo y pedagogo suizo de renombre mundial,
murió ayer en Ginebra a la edad de 84 años, según se supo de buena fuente. Autor
de trabajos sobre el desarrollo del pensamiento y del lenguaje en los niños y
de epistemología genética, el profesor Piaget era miembro de numerosas
sociedades científicas y doctor honoris causa de una treintena de universidades”.
Antonio Pérez-Paredes (1992- )
Licenciado en Pedagogía por la Universidad del
Sur. Ha participado como ponente en la Embajada Mundial de Activistas por la
Paz (EMAP) en varias ocasiones; “Foros
universitarios; El holocausto y su impacto en los derechos humanos (2013)” “El genocidio y otros delitos competencia de
la Corte Penal Internacional (2014) como moderador en la Universidad
Tec-Milenio” “Alianza Internacional
Universitaria por la Paz (2015) en la Universidad Politécnica de Quintana Roo” “
Educar para recordar: El holocausto y los derechos humanos (2016) en la
Universidad del Sur”. En 2018 participó en el “Simposio de Autonomía Curricular, realizado en el Tec-Milenio” en 2019
recibió la certificación de competencia laboral en el “Uso didáctico de las tecnologías de información y comunicación en
procesos de aprendizaje” y en 2020 la constancia en su participación del
curso “Convivencia escolar desde la
perspectiva de los derechos humanos (por la CNDH)”. Actualmente es profesor
en el Colegio Mano Amiga Cancún y en la Universidad del Sur.
[1] Piaget, Jean, Autobiografía, El
nacimiento de la inteligencia, Ediciones Caldén, pág. 29
[2]
Revista Colombiana de Psicología, Nos. s-e AÑO MCMXCVII U. NACIONAL DE COLOMBIA
BOGOTA, D.C
[3]
Prólogo a la Pedagogía de Kant. Akal ediciones 2018 pág. 7.
[4]
Piaget, Jean. Psicología y pedagogía, Crítica editorial, España, 2001, pág.
17-18
[5] Ibídem.
[6] Sobre
este tema hay un estudio exquisito sobre la vida y obra de diferentes figuras
de la pedagogía y la educación. el libro lleva por nombre “Los grandes
pedagogos” estudios bajo la dirección de Jean Château, catedrático de filosofía
y doctor en letras. Es profesor de psicología y de pedagogía en la Universidad
de Burdeos. El FCE ha publicado la obra desde 1959. Curioso que Piaget no
aparezca entre los ensayos, dando entender así que no es considerado como un ‘gran
pedagogo’.
[7] Vygotsky,
Luria, Leontiev. Psicología y pedagogía, Akal ediciones, España, 2007, pág. 24
[8] Piaget,
Jean, Seis estudios de psicología, Editorial Labor, España, 1991. pág.
11
[9] Ibídem,
pág. 18
[10] Pág.
28
[11]
Pág. 58
[12]
Pág. 86
[13] Linares,
A. R. Desarrollo cognitivo; Las teorías de Piaget y Vygotsky,
Universitat Autònoma de Barcelona, Col-legi oficial de Psicòlegs de Catalunya,
2008.