Se ha
escuchado desde siempre, que el hombre piensa, y muchas veces ocurre que eso
que llamamos pensar es todo lo contrario al pensar mismo. En un tiempo
políticamente correcto, nos atrevemos a reformular la pregunta que hiciera
Martin Heidegger[1],
¿Qué significa pensar? Y, sobre todo, ¿Cómo debemos pensar ahora? Tanto para
Heidegger como para los filósofos de la antigüedad, y hoy podríamos incluir a
los pedagogos, el pensamiento está relacionado con el tipo de hombre que se
pretende formar, y por lo tanto ligada a los ideales educativos. Toda
concepción acerca del fenómeno educativo debe, partir con entera necesidad de
una determinada imagen del hombre. Ésta fundamenta la paideia[2]
en la medida en que queda definida como «antropogénesis»[3].
En la primera lección del curso
de invierno, Heidegger expone claramente la necesidad del por qué aprender a
pensar, ‘debemos someternos a tal
aprendizaje’ porque al ámbito de lo que se llama pensar, dirá, -arribamos
cuando nosotros mismos pensamos-.
Sin duda alguna, los tiempos que
vivimos, no son los más propicios para pensar, el siglo XXI, con sus
características tecnológicas y digitales, cierran paso cada vez más a tal
necesidad, la vida se ha convertido en un mero espejismo de las redes sociales,
(que es donde aparentemente ocurre la realidad), ante este hecho, y ante el
nihilismo que recorre el confrontamiento existencial, ¿en qué momento el hombre
tiene tiempo para pensar? ¿será que se ha suplido el pensar con el criticar
falazmente? El hombre puede pensar, en tanto que tiene posibilidad de hacerlo;
mas tal posibilidad no es todavía una garantía de que seremos capaces de
realizarla, ya que solamente somos capaces de hacer aquello a que tendemos[4].
¿A qué tendemos actualmente? El hombre actual tiende a lo efímero.
Lleva una vida inauténtica como
señaló Heidegger; El “encontrarse” es una forma existenciaria fundamental en
que el “ser ahí” es su “ahí”[5]. Si analizamos la primera frase, la
del curso y
esta que se halla en Ser y tiempo, advertimos una cosa; el hombre sí puede
pensar, pero se ha perdido del mundo al tener la temeraria empresa de solo
situarse en su singularidad. El pensamiento por lo tanto se convierte cada vez
más en un intento aislado de totalizar lo vivido, en una fantasmada de la
irrealidad por experimentar lo real.
El único espacio más allá del
propio cuerpo receptor de sensaciones es el aula educativa, en donde a pesar de
todos los inconvenientes, los docentes que sí están preparados se enfrentan a
grandes retos, como decía José Pablo Feinmann, cuando le preguntaron por su
maestro que le enseñó Hegel, “más que Hegel me enseñó a pensar”. Heidegger
probablemente nunca abordó con interés particular el tema educativo, pero con
él pasa como con los grandes filósofos como Platón y Kant, su obra abarca tanto
que permite reflexionar en terrenos propios de una sola disciplina.
Ya en su época Heidegger intuyó
el desmoronarse de su tiempo; Por eso, los que provenimos de las ciencias,
tenemos que aguantar ahora cuánto hay de escandaloso y extraño en el pensar,
-siempre y cuando estemos dispuestos a aprender a pensar-. Aprender significa:
ajustar nuestro obrar y no-obrar a lo que se nos atribuye en cada caso como
esencial[6].
Para Heidegger, el hombre es un
impulso atribuido a sus metas, pero, así como no hay causa sin consecuencia, no
hay hombre sin mundo, y ese mundo en donde el hombre, el ser ahí, vive
arrojado, es el lugar donde tiene que aprender a pensar. Cuánto más originario
sea un pensar, tanto más rico será su no-pensado[7]. Pensar en nuestro tiempo es posible, hay
que recurrir al aprendizaje como puntualizó Heidegger, pero, por más que la
pregunta parezca someterse al aire, hay algo que queda suelto, que el pensar
deviene a lo ya pensado, que no hay futuro sin antes no mirar en los proyectos
del pasado. El gran enemigo del pensar es no mirar lo que se ha pensado. El
producto del pensar auténtico es hacer pensar a otros, y no de “pensar por otros”,
como se acaba de escribir. Y para lograr ese objetivo, a menudo se debe nadar
en contra de la corriente, se debe pensar “en contra”, con un sentido muy
especial[8]. La mejor definición del hombre hecha por
Martin Heidegger está en su texto dedicado al poeta Hölderlin, “El hombre es lo
que es aun en la manifestación de su propia existencia[9]”.
Bibliografía
Mèlich,
Joan-Carles, El concepto existencial de hombre y la educación permanente,
Revista española de pedagogía, nº 182 enero-abril 1989
Heidegger, Martin,
(2014). Arte y poesía, México, FCE, pág. 110.
Heidegger,
Martin, (2005), ¿Qué significa pensar? Argentina, Terramar ediciones, pág. 13
Heidegger,
Martin, (2012). Ser y tiempo, México, FCE, pág. 157
Sáez A,
Hugo Enrique, (2013). Ejercicios de filosofía sobre educación, una lectura
sobre Heidegger, México, Universidad Autónoma Metropolitana.
[1]
Martin Heidegger ofreció en 1951-1952 cursos titulados, ¿Qué significa pensar?
Durante el semestre de invierno y verano en la Universidad de Friburgo en
Breisgau.
[2] No existe
traducción al castellano, aunque hay palabras que se acercan, “formación” “educación”
“humanitas” sobre este tema Werner Jaeger tiene el mejor y mayor estudio del
tema a la fecha.
[3]
Mèlich, Joan-Carles, El concepto existencial de hombre y la educación
permanente, Revista española de pedagogía, nº 182 enero-abril 1989
[4]
Heidegger, Martin, (2005), ¿Qué significa pensar? Argentina, Terramar
ediciones, pág. 13
[5]
Heidegger, Martin, (2012). Ser y tiempo, México, FCE, pág. 157
[6]
Heidegger, 2005.
[7]
Ibíd., pág. 77
[8]
Sáez A, Hugo Enrique, (2013). Ejercicios de filosofía sobre educación, una lectura
sobre Heidegger, México, Universidad Autónoma Metropolitana.
[9]
Heidegger, Martin, (2014). Arte y poesía, México, FCE, pág. 110.
ANTONIO PÉREZ-PAREDES
Licenciado en Pedagogía por la Universidad del Sur. Ha participado como ponente en la Embajada Mundial de Activistas por la Paz (EMAP) en varias ocasiones; “Foros universitarios; El holocausto y su impacto en los derechos humanos (2013)” “El genocidio y otros delitos competencia de la Corte Penal Internacional (2014) como moderador en la Universidad Tec-Milenio” “Alianza Internacional Universitaria por la Paz (2015) en la Universidad Politécnica de Quintana Roo” “ Educar para recordar: El holocausto y los derechos humanos (2016) en la Universidad del Sur”. En 2018 participó en el “Simposio de Autonomía Curricular, realizado en el Tec-Milenio” en 2019 recibió la certificación de competencia laboral en el “Uso didáctico de las tecnologías de información y comunicación en procesos de aprendizaje” y en 2020 la constancia en su participación del curso “Convivencia escolar desde la perspectiva de los derechos humanos (por la CNDH)”. En 2021 fue conferenciante en la semana de la Pedagogía con la ponencia "La pedagogía en la Grecia clásica". Concluyó el Taller "Evaluación diagnóstica para alumnos de educación básica" en 2021 y en 2022 recibió la certificación por el curso "Herramientas para una educación inclusiva, Dislexia; desde al aula al mundo del trabajo. Fue profesor de primaria en el Colegio Mano Amiga Cancún (2015-2021), actualmente es docente de licenciatura en la Universidad del Sur y en la primaria "Tulúm" también en Cancún.
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