martes, 12 de octubre de 2021

🏹 Antecedentes educativos y castigos escolares, costumbres y penas antiguas en el México prehispánico

 




(El siguiente texto recoge la clase del día 9 de octubre de 2021 para la Lección de Legislación educativa en la Universidad del Sur Campus Cancún).

 

Toda civilización o grupo poblacional, que pretende crecer y expandirse, indudablemente, como dijo Jaeger, -tienden a practicar la educación-, con ello, con esa práctica, nacen o se nutren y reproducen variopintas situaciones cotidianas, que rigen y contextualizan el modo de vida de una comunidad específica; si esta logra dominar territorios, e invade a otros pueblos, siempre lleva consigo, muchas veces imponiéndose sobre la cultura base, sus propias formas de vivir, costumbres, leyes, penas, castigos y su educación.

La siguiente lección pretende ser un preámbulo para comprender a posteriori los aspectos históricos que dieron lugar, -después de la Conquista-, a las leyes y normas, reformas y peculiares legislaciones en torno a la educación en un nuevo Estado.

Desde tiempos remotos, el territorio de México, fue poblado por muy distintos pueblos, cada uno de ellos con una identidad rica desde el punto de vista de la antropología y la historia. Es menester advertir, que para nuestra clase hemos de usar como fuente principal, -y no porque no conociéramos otra-, el libro “México a través de los siglos” más porque no es objetivo nuestro, profundizar muchísimo sobre este tema, en su lugar, bien, conocer un panorama para tener un punto de partida, sobre los antecedentes educativos, es decir, ¿Cómo era su educación? ¿Qué aprendían los niños? ¿Quién o quiénes eran sus maestros? ¿de dónde podrían proceder las actuales concepciones de castigos ante un delito o crimen? ¿Cuáles eran sus costumbres ligadas a estas actividades? En fin, sírvase esta lección como una introducción modesta.

 

Los nahoas

 

Entre el pueblo Nahoa[1], el matrimonio, juega un papel fundamental, desconocemos si esta característica hacía reivindicar las normas fijadas o si jugaba un papel únicamente social o también político, podríamos suponer que estaba en su mejor definición, organizada bajo ritos muy religiosos y que su consumación respondía a la entrada de una edad aceptada como adulta. Entre las mujeres nahoas era común usar un colguije de caracol en su cuello, en señal de su castidad, virtud muy apreciada como sabemos. El cuerpo desnudo no fue bien visto en su cotidianidad, sabemos que usaban ropas que cubrían el cuerpo entero. Los responsables de organizar el matrimonio eran los padres, cuando la mujer estaba en edad de contraer matrimonio y el ‘novio’ así lo disponía, se realizaba una ceremonia donde ambos se miraban fijamente y con pasos lentos se acercaban uno al otro hasta que se tomaban de las manos sello –hasta donde conocemos-, que efectuaba como una firma que estaban ya casados, o por lo menos comprometidos.

Si después de consumada la dicha, el varón descubría, o por motivos que pueden imaginarse se revelaba a conocimiento del pueblo y la familia que no era virgen antes del matrimonio, sus costumbres dictaban que sería repudiada con ignominia, motivo de deshonra para su familia. El castigo en la mayoría de los casos era la muerte. Si la mujer en cuestión ya tenía hijos, a éstos se les preguntaba con quién querían quedarse, si con el papá o la mamá si la dejaban con vida.  

Este pueblo que tenía como ley el castigo a la promiscuidad y que valoraba la virginidad, por otro lado, no permitía la poligamia, pero no la permitía y no era de buen ver si el hombre no tenía fuentes de ingresos para mantener a más de una. Por lo que se concluye, que la mujer no entraba en la regla, -ella no podía tener más de un marido pues no era la que mantenía la casa, por así decirlo-. Solamente los varones principales, aquellos con poder y riqueza se les concedía tener muchas esposas, porque era bien visto poder mantener a más de una sin que nada le faltase. Concluimos también que apreciaban como un mérito social, no solo poder tener más de una sola mujer, también tener los medios económicos, -como muchas tierras-, para disponer.

Probablemente lo anterior nos haga imaginar a un pueblo patriarcal que solo miraba por el lugar del hombre en la sociedad y su clase social, entre los nahoas por el contrario, el respeto a las mujeres ajenas era algo inculcado, una ley que respetaban; “Encontramos en los nahoas el respeto a la mujer, pues cuenta un misionero que era de ver con qué seguridad caminaban mujeres solas y doncellas por el campo y el camino sin que nadie les ofendiese[2]”. Típico igualmente es de este pueblo, el que los pobladores fuesen personas educadas, de bien hablar, rectos, pulcros, dedicados a sus labores que se dividían entre hombres y mujeres como veremos más adelante. Se sabe que no eran de hacer juramentos inútiles ni concedían méritos a los escandalosos o borrachos; “Esta pureza de costumbres se conocía también en que en el hablar eran moderados y no se le oían juramentos y blasfemias; en que jamás andaban en riñas ni celebraban tratos ilícitos ni injustos; ni había entre ellos fraudes o engaños, ni hurtos ni latrocinios[3]”. No eran pueblo de fiestas, pero celebraban, por ejemplo, los actos de valentía, como el que un joven entrado en la edad adulta cazara un jaguar o un venado, éste último se cocinaba enterrado, en barbacoa y su acontecimiento era motivo de jolgorio, a la que invitaban parientes, gentes principales y personas de pueblos aledaños, para que supieran del acto de valor, y comieran juntos.

 

La educación

 

No podemos hablar de una pedagogía prehispánica como tal, al explicar cómo era la educación entre el pueblo nahoa, primero, porque desconocían en su totalidad la sistematización de lo que podríamos definir como, “educación escolar”. Las fuentes nos hablan, que su educación era más bien primitiva, conectada en su generalidad a lo que cada miembro de la familia retransmitía a sus hijos; mujeres y hombres. Comenzando con las mujeres, su educación era de corte doméstico, orientado en que sus aprendizajes pudieran convertirle en una mujer de hogar, dedicada a su casa y las labores propias de una mujer casada y madre criadora. La madre enseñaba a sus hijas las labores domésticas como lavar y costurar; labores de fuego como preparar alimentos y bebidas, el uso del molcajete ‘molcáxitl’ y a hilar algodón. Una vez casadas las mujeres permanecían en su estancia solas y únicamente salían para ir a la cocina a guisar los alimentos y perpetuar sus ritos. Su formación la denominaremos interna, pues la mayor parte de la práctica se realizaba dentro de la casa.

Los hombres, por el contrario, recreaban su interés en una educación exterior. Portaban el cabello largo igual que las mujeres, mientras que éstas adornaban sus espléndidos y variados tocados hechos con trenzas los varones se ornamentaban el peinado con plumas coloridas de diferentes aves. Ellas portando una camisa larga o huipil en juego con su enagua o cuéyetl y los hombres se revestían con túnicas de algodón o pieles de animales, protegidos por mantas coloridas y grecas vistosas.

El padre de familia era el educador e instructor del hijo en cuanto a las labores propias del masculino, sembrar, cosechar, labrar la tierra, cultivar el campo, criar a los animales, cazar y si el jefe de casa profesaba un oficio lo inculcaba en el hijo o los hijos. Eso para el niño pobre, el hijo de principales, bien aprendía el arte de la guerra y desde adolescente se iniciaba en el uso del arco y la flecha.

Cuando el niño ya estaba en edad de entrenamiento, los ópatas le aplicaban pruebas muy dolorosas como en casi todas las tribus donde el dolor físico, el desgarramiento del cuerpo son parte de un ritual de hombría y entrada a la edad adulta; “Encontramos, sin embargo, una ceremonia que los misioneros llaman, prohijación y que se asemeja a las costumbres de la caballería. Para armar a un joven le daban un arco y el que lo recibía salir luego a estrenarlo con algún hecho particular ordinariamente el de matar un tigre o cualquier otra bestia que por ahí abundan… El padrino le pasaba por el cuerpo desnudo una garra de águila con tal fuerza que las uñas le hacían sangre. La menor muestra de dolor del ahijado era bastante para que no se le recibiese de guerrero[4]”. También le obligaban a cuidar los campos durante el frío nocturno sin que se le permitiese acercarse al calor del fuego además que para que pudiera ser parte del patoli le introducían un palo por la garganta y con ello adquiría derecho a su versión de juegos de naipes, recreo al que entregaban larguísimas horas del día.

La caza como práctica se dividía en su inicio para el niño joven en la captura de tórtolas y codornices, los más grandes venados, jabalíes, liebres y si mataban algún zorro o lobos era por lo preciado y útil de sus pieles.

 

Los mixtecas

 

Pueblo que recibió invasiones de otros como el tolteca y meca. Como pueblo se caracterizaban principalmente por la higiene, se bañaban a mañana y tarde, sus casas poseían jardines con estanques que adornaban los patios y fachadas. La religiosidad los hizo poseedores de sacerdotes que podían efectuar de médicos y agoreros adivinadores. Las residencias principales de los señores eran de indumentaria fina, con las comodidades propias de su clase social, sabemos, por ejemplo, que tenían almohadas hechas de pieles de fieras salvajes.

Los hombres cubríanse el cuerpo con el maxtli, mantas igualmente decoradas con relieves de aves vistosísimas de colores y flores hechas de algodón.  El rostro se ataviaba con bezotes de oro o jade en los labios horadados y sus dedos se anillaban con oro brillante. En los pies usaban sandalias o cactli. El cabello lo portaban largo y remataban con listones atrayéndolo al frente en nudo.

Lo referente al matrimonio, aquí se repite la responsabilidad que los sacerdotes acuciaban en su sociedad, ya que vuelven a ser los únicos en quienes recae esa ceremonia. No se les permitían casarse si el hombre tenía un signo mayor de nacimiento que el de la mujer, -algo parecido a la astrología rudimentaria-, tampoco existía el dote entre familias. Practicaban la poligamia, pero únicamente la primera mujer era considerada la esposa, las otras, las segundas, solo por mancebas, esto se aplicaba a la clase poderosa, pues si el rey moría sin dejar primogénito, le sucedían las hijas, pero nunca las que tuvo con las mancebas, las concubinas.

El nacimiento de un nuevo miembro en la familia era sinónimo de regusto y celebración, así oraban por el nacimiento, así iban por leña para los baños tibios, así hacían fiestas a la diosa de los baños y cuando nacía hombrecito le consagraban colocando una flecha en la palma de la mano, si era mujer un huso. El adulterio era severamente penado con la muerte, pero había ocasiones que el ofendido, se conformaba con cortar narices, orejas o labios de los adúlteros en cuestión.

 

La educación

 

Como grupo religioso se inclinaron a practicar la instrucción ritualista, los hijos de los señores caciques acudían a un claustro de año entero a vivir con los sacerdotes en su colegio. “La educación de los hijos de los señores consistía principalmente en llevarlos a pasar un año en el colegio de los sacerdotes. Recibíanlo, y en procesión lo llevaban al gran sacerdote y sus ministros con acompañamiento de música de tambores y flautas de cañas, caracoles y tortugones, llegado al templo vestía el hábito sacerdotal, les daban lancetas para que se hiciese el sacrificio de la lengua y le untaban el cuerpo y rostro de negro ulli[5]”. Una vez graduado el alumno, la familia acudía a su recibimiento y era motivo de gran alegría, se realizaban festejos ceremoniales como el introducirlo a un baño donde cuatro vírgenes hijas de principales lo lavaban devotamente y aderezaban para luego engalanarlo con el traje que correspondía a su dignidad.

Uno de los nobilísimos puestos a ocupar como alumno era el de sacerdote, cargo de carácter honroso y que duraba cuatro años, posterior a ello, como existían otros graduados, el sacerdote renunciaba y formaba parte de la corte consejera del Rey quien por cierto no podía ser visto por nadie, ni permitido tenía alguno en importunarlo en sus aposentos. Si tenía que solucionar o administrar se dejaba guiar por los viejos sabios, antes sacerdotes.

 

Curiosidad es de mencionar, que el pueblo zapoteca, tenía como educación ritual de sus jóvenes, que el sacerdote en determinado momento los aleccionara en la brujería o nahualismo;  “Dice Burgoa que los agoreros enseñaban sus errores a los muchachos que les entregaban para su educación, y que al efecto los llevaban al campo a hacer ofrendas, y a cada uno se les aparecía la bestia que debía ser su nahual, y quedaban convencidos de que esa era la suerte con que nacieron, y que su vida era ya inseparable del animal que les tocaba[6]”.

 

México Tenochtitlan

 

Sabemos por las fuentes y los informantes de Sahagún, por ejemplo, más de la vida del emperador Moctezuma Xocoyotzin, y de las relaciones proféticas, así como de la vida y costumbres del pueblo. Su educación dividida sí conocía la escolaridad, aunque no propiamente la pedagogía.

Moctezuma (Ilhuicamina) I no solo fue el emperador, era la imagen de Dios, tampoco se le podía ver a sus ojos, no pisaba el suelo, cuando salía de paseo lo llevaban cargando o en algo parecido a una silla gestatoria. Si caminaba sobreponían por donde iba pasando mantas finas para que sus pies no tocaran el suelo; “Arreglóse el ceremonial real: el rey no podía salir en público sino en las grandes solemnidades; debía estar oculto y misterioso como un dios; solo él podía usar el copilli de oro, y en la guerra los dignatarios militares que lo representaban[7]”.  Durante su gobierno proliferaron las leyes y reformas, pero igualmente los desastres, las inundaciones, sequías y la hambruna.

 

La administración jurídica

 

Existían lugares llamados Técpan, donde se administraba e impartía la justicia, allí se ubicaban los tribunales. El pueblo tenochca no creía que un hombre pudiera quitar la vida de su igual, esto era un castigo destinado al poder divino del emperador, que como se mencionó antes, se consideraba el enviado del Dios.  En el código Mendocino se aprecian a modo de jeroglíficos los castigos; muerte por apedreamiento a los que osen adulterar, muerte por ahorcamiento al que se atreva emborrachar (permitido era para los ancianos de setenta años), muerte a los ladrones y si el robo era menor se le vendía como esclavo por el mismo precio. Cualquier vicio se castigaba de forma cruel, en comparación con el valor y la valentía que se estimaba y tenía de honra dignísima.

Ya que el emperador tenía el poder de quitar o perdonar una vida, su furia o su miedo, como atestiguaremos a continuación, son signo de lo letal que podía ser una decisión del Tlatoani. Se cuenta que antes de la llegaba de los españoles a costas de México, hubo en Tenochtitlan presagios de mal agüero, uno de ellos según se informa, cuenta que unos trabajadores del agua, -pescadores-, atraparon en sus redes una como grulla que tenía una diadema diáfana, algo como espejo. Asustados lo llevaron a Moctezuma[8] hallándolo en el Palacio de la sala negra para que lo viera, él lo vio, y dicen que vio como gente que venía de lejos sobre venados grandes y se hacían la guerra. Mandó llamar a sus agoreros y nigromantes y les pregunto palabras de duda, quería respuestas y éstos no dieron fe de nada, ni de presagios pues todo estaba dicho. Moctezuma respondió[9]:

-Váyanse los bellacos; llamad a los principales Cuauhnochtli y Tlacochcálcatl (jefe de la casa de los dardos) y a los demás, que vayan a los pueblos donde ellos están, y maten a sus mujeres e hijos, que no quede uno ni ninguno y les derriben las casas.

Hizo llamar muchos mancebos que fuesen con ellos a saquear las casas de los nigrománticos, los cuales se juntaron luego, y fueron a las casas de ellos, y mataron a sus mujeres ahogándolas con unas sogas, y a los niños iban dando con ellos en las paredes haciéndolos pedazos, y hasta el cimiento de las casas arrancaron de raíz.

 

Educación de la infancia

 

Viendo Moctezuma I que esto de sus leyes no sería suficiente para hacer de su pueblo temido y de cualidad guerrera, ordenó nuevas leyes que afectaban directamente a la población. Se resume lo más relevante sobre la educación de la infancia.

-a los 3 años se alimentaba al infante con media tortilla

-a los 4 le daban ya una tortilla y ayudaba en los mandados de la casa

-de cinco años recibía el mismo alimento y comenzaba a cargar leña y las niñas a hilar

-a los seis años la comida era de tortilla y media. Además, les obligaban a ir a pepenar maíz en los tianguis para que se acostumbraran a ser astutos y a ganarse el alimento con el esfuerzo de su trabajo

-a los siete les enseñaban a pescar y a los ocho y nueve se les acostumbraba a los sacrificios metiéndoles púas de maguey en su cuerpo

-cuando contaban diez años, podían ser golpeados como castigo por sus padres y a los once recibir humazos de chile, que era un verdadero tormento.

Sin duda la infancia y adolescencia de aquellos jóvenes fue un tormento comparado con las épocas actuales, pero no es propio aseverar que, por ejemplo, ellos mismos, esos jóvenes no asimilaran eso como actualmente en diferentes sociedades o tribus aún persisten rituales de iniciación o sistemas de enseñanza rígidas, punitivas y de disciplina corporal. “A la edad de doce años acostaban a los varones en el suelo con la cara vuelta al sol, para que se volviesen fuertes y resistiera la intemperie y los trabajos de la guerra. Y por fin a los quince años concluía la educación de la familia y el mozo pertenecía al Estado, que acababa de instruirlo en sus deberes, recibiéndole ya en el calmecac, casa sacerdotal, o en el cuincacalli o colegio civil[10]”.

 

De la escuela así llamada Calmecac

 

Según se atestigua en variadas fuentes entre ellas La historia general de las cosas de la Nueva España de Fray Bernardino de Sahagún y lo que refieren distintos códices como el Mendocino principalmente. Cuando el padre quería que su hijo fuera aceptado por los sacerdotes maestros les decía; “Ofrecémosle al señor Quetzalcóatl, por otro nombre Tilpotonqui, para entrar en la casa del Calmecac, que es la casa de penitencia y lágrimas, donde se crían los señores nobles…le ofrecemos para que llegando a edad convenible entre y viva en casa de nuestro señor, donde se crían y adoctrinan los señores nobles…[11]. Con lo anterior podemos concluir que el Calmecac como escuela era exclusiva para hijos de nobles y mancebos de las clases privilegiadas. Hay que advertir que en dicho centro sacerdotal había dos tipos de alumnos; aquellos que iban para sacerdotes y los que únicamente recibían enseñanza religiosa y civil, para luego egresar y casarse.  Por el contrario, al Telpuchcalli, el Calmecac estaba solamente en el templo mayor. “Los mancebos del Calmecac se llamaban elocuatecomame, nombre que significa ‘cabeza lisa como jícara con cerco redondo como mazorca’ porque traían el cabello como corona de fraile hasta media oreja; pero por detrás y como cuatro dedos de ancho lo dejaban crecer y entrenzaban, aunque otros dicen que estaban rapados[12]”.

Las enseñanzas y los ritos

 

Los alumnos se levantaban antes de la aurora a barrer y limpiar sus templos, luego salían en busca de púas de maguey para los sacrificios y los más grandes leña para las hogueras. En la tarde se bañaban y luego se ocupaban del culto y de ejercicios de penitencia, el ayuno era habitual, solo comían a mediodía, cuando este rito era mayor, únicamente ingerían maíz molido con agua.

Los sacerdotes eran mandos de disciplina corporal; si el mancebo se quedaba fuera del templo cuando no debía le clavaban púas de maguey, si faltaban a la castidad o eran negligentes les punzaban con estaca de pino, los quemaban con ocotes encendidos o los apaleaban, en los casos graves los llegaban a ahorcar, asaetear o quemar vivos.

Por otra parte, la difusión y enseñanza como tal de ciertas disciplinas o conocimientos, no se limitaba únicamente al castigo como adoctrinamiento; “Enseñábanles a hablar bien y a los usos de la clase a que pertenecían; les hacían aprender los cantares sagrados y las leyendas en que guardaban los recuerdos de su historia, que era la manera eficaz que tenían para transmitirla de generación en generación; adiestrábanlos en la aritmética, cronología y astrología judiciaria, y como complemento los instruían en el manejo de las armas, y cuando eran de edad iban como aprendizaje a la guerra, llevando en la mano la lanza y a la espalda el escudo, arco, flechas y equipaje de su conductor[13]”. Lo notable aquí, es que sumado a la educación beligerante y la sangre como hilo generador de conciencia, el alumno aprendía y se entregaba por su rey y por su Dios. Este tipo de educación tenía como finalidad preparar hombres que soportaran el dolor que traería consigo un encuentro entre dos pueblos rivales, a aguantar los peores males y ser sufridos por su pueblo.

 

La enseñanza en el otro colegio llamado el Telpuchcalli o (casa de mancebos) estaba abierto para todos los hijos de los yaoyizque[14] y tenía por objeto la instrucción de las cosas de la guerra. En el primer colegio como se vio, los que acudían iban porque pertenecían a una clase privilegiada, y normalmente a su egreso ocupaban grandes cargos en la administración mexica.

Al Telpuchcalli se ingresaba a los quince años, tenían al inicio como obligación limpiar y barrer, hacer lumbre y aplicarse en penitencia diaria. La vida era áspera y dura, los mancebos no dormían juntos y separados pernoctaban. Antes de caer la noche se bañaban, se tiznaban el cuerpo, -pero no la cara-, de negro y acudían a la casa de la danza o Cuicacalco, donde bailaban y emitían canciones aprendidas por los maestros sacerdotes. Algunos incluso se pintaban líneas con puntos sobre el ojo y solían mirar al cielo en busca de la hora exacta, (ritual por mucho, misterioso).

Entre los castigos a estos alumnos existía la pena por beber octli, o pulque, les daban muerte a palos, si el caso lo había delinquido un macehual en secreto era ahorcado. Si lo hallaban con una mujer le daban de palos, o le quemaban el cabello con ocotes ardiendo. La simple negligencia del trabajo era origen de un duro castigo.

Pero no todo era negativo o cruel, cuando el elocuatecomame cumplía mayor edad, a eso de los veintidós años podía emanciparse y contraer matrimonio o tener mancebas, concluyendo sus años de estudio con un regalo a sus maestros sacerdotes, presente que consistía en quachtli o mantas grandes y finas.

Los alumnos del Telpuchcalli tenían como fin educacional formarse para la guerra, aunque igual aprendían ciertos ritos religiosos como en el Calmecac sus otros colegiados. El profesor de guerra se llamaba Telpuchtlato, y no vestía mantas como los sacerdotes, en vez, usaba algo como red de pesca que cubría su cuerpo. Los practicantes esgrimían sus armas contra un falso enemigo a modo de muro o poste, donde ensayaban. La defensa se consiente como algo que se aprendía, poder defenderse del enemigo es un arte de la guerra, la estrategia bélica.

 

Para concluir, podemos puntualizar lo siguiente; la educación prehispánica, es peculiar, dadas las pocas analogías que se presentan en comparación con los modelos occidentales, a excepción quizá, de la disciplina militar Espartana. No queda sino advertir lo siguiente; desde tiempos remotos, las diferentes tribus, grupos y pueblos, reconocieron medianamente en un principio el valor de la educación no solo doméstica o religiosa, llamaron a su ocasión, por una instrucción ritualista y científica, porque, de hecho, existían hombres dotados del conocimiento de la construcción, tanto de canales, calles y pirámides, conocimientos que hoy sabemos hubieran sido imposibles de erigir sin el mínimo rigor matemáticos y físico. No tratamos hoy el pueblo maya, pero en semejanza con los hoy tratados, distan poco de ser diferentes en cuanto a sus castigos, por ejemplo, el adulterio. En otra ocasión nos incursionaremos a saber de ellos y de su educación, hay un libro muy bueno, Relación de las cosas de Yucatán, del Obispo Fray Diego de Landa.


Lic. Antonio Pérez-Paredes

Licenciado en Pedagogía por la Universidad del Sur. Ha participado como ponente en la Embajada Mundial de Activistas por la Paz (EMAP) en varias ocasiones; “Foros universitarios; El holocausto y su impacto en los derechos humanos (2013)” “El genocidio y otros delitos competencia de la Corte Penal Internacional (2014) como moderador en la Universidad Tec-Milenio” “Alianza Internacional Universitaria por la Paz (2015) en la Universidad Politécnica de Quintana Roo” “ Educar para recordar: El holocausto y los derechos humanos (2016) en la Universidad del Sur”. En 2018 participó en el “Simposio de Autonomía Curricular, realizado en el Tec-Milenio” en 2019 recibió la certificación de competencia laboral en el “Uso didáctico de las tecnologías de información y comunicación en procesos de aprendizaje” y en 2020 la constancia en su participación del curso “Convivencia escolar desde la perspectiva de los derechos humanos (por la CNDH)”. En 2021 fue conferenciante en la semana de la Pedagogía con la ponencia "La pedagogía en la Grecia clásica". Concluyó el Taller "Evaluación diagnóstica para alumnos de educación básica" en 2021 y en 2022  recibió la certificación por el curso "Herramientas para una educación inclusiva, Dislexia; desde al aula al mundo del trabajo. Fue profesor de primaria en el Colegio Mano Amiga Cancún (2015-2021), actualmente es docente de licenciatura en la Universidad del Sur y en la primaria "El pípila" también en Cancún. 


[1] Los Nahoa o náhuatl fueron un pueblo procedente de la región oriental del que se dice procedían de Chicomoztoc de acuerdo a las crónicas, que significa las siete cuevas.

[2] México a través de los siglos, Tomo 1ro, Editorial Cumbre, México D.F, 1975, pág. 119 (Historia general y completa del desenvolvimiento social, político, religioso, militar, artístico, científico y literario de México desde la antigüedad más remota hasta la época actual) Obra dirigida por D. Vicente Riva Palacio. Escrita por los reputados literatos; D. Juan de Dios Arias, Alfredo Chavero, D. Vicente Riva Palacio y José María Vigil. (Todas las citas refiéranse a este libro en su continuación).

[3] Ibíd. pág. 119

[4] Ibíd. pág. 122

[5] Ibíd. pág. 413

[6] Igualmente, en la página anterior.

[7] Ibíd. pág. 561

[8] Se hace hincapié que este Moctezuma se trata de Moctezuma Xocoyotzin.

[9] León-Portilla, Miguel, Visión de los vencidos, Relaciones indígenas de la conquista, UNAM, 2018, pág. 18

[10] México a través de los siglos, pág. 562

[11] Ibíd. pág. 579

[12] Ibíd. pág. 582

[13] Ibíd. pág. 580

[14] Jefes de cierto grupo de guerreros


viernes, 1 de octubre de 2021

🔨Querer siempre querer más en Friedrich Nietzsche

 










Sin duda alguna nos basta con los dos tomos sobre Nietzsche que escribió Heidegger el siglo pasado para comprender hasta cierto punto la importancia que ejerció la filosofía de Friedrich en el maestro de la selva negra Martin Heidegger. Pero esta vez nos vamos a enfocar en un concepto axial para comprender al filósofo que mató a dios. La voluntad de poder.

¿Qué es la voluntad de poder? En pocas palabras la voluntad de poder es “querer siempre querer más” porque la voluntad de poder es aplanadora, no se detiene, quiere más y más de lo que ya tiene, devora y en tanto axioma filosófico es sin duda de los más totalizadores. Vivir ejerciendo la voluntad de poder acabará entonces por dominar la vida de quién lo ejerza, de ahí que al querer todo y tener todo llegará un punto de quiebre porque habrá querido todo y lo único que le queda es la voluntad misma de poder por lo que se querrá a sí mismo. Es decir, cuando la voluntad de poder haya querido más de lo que ya quiso sólo le queda el más de él, pero entonces, ¿qué propósito tiene la voluntad de poder si acabará consumiéndose por su “querer más”? es de hecho la pregunta habitual que me hacen mis alumnos en clase cuando vemos a Nietzsche y el gran filósofo tenía casi planeado, -lo cual no es cierto-, pero sí construyó otros conceptos similares al de Voluntad de poder que no aparecen como en un diccionario en sus libros, lo tienta pero no lo expone, es el concepto de voluntad firme, voluntad de la nada y voluntad de desierto.

La voluntad de poder que es expansiva y destruye todo a su paso necesita de otras voluntades como por ejemplo el de la Firme porque la voluntad firme es la capacidad de, -decir que no a lo que se quiere-, pero eso que se quiere es lo que daña al hombre de manera constructiva sino que lo priva de su expansión. Es decir el superhombre de Nietzsche es aquel sujeto que coloca la voluntad de poder como eje central de su vida y la involucra a tal grado que requiere de la voluntad firme, para mediar aquello que  socaba al ser. Pero aparece en escena la otra voluntad que es quizá la menos conocida del por su incomprensibilidad ya que carece de hermenéutica hasta se podría decir que cabe dentro del concepto de “fenómeno de la voluntad” recuperando algún concepto de Husserl. Pues la voluntad de la nada es la ipseidad del superhombre, la capacidad de pensarse y tener conciencia de lo que sabe y hace. La voluntad de la nada es de la nada porque es el todo del superhombre.

La otra voluntad es la de desierto que es como dijo Heidegger “la más soberbia bestia aniquiladora” porque en efecto la voluntad de desierto es la otra etapa de la voluntad de poder pero sin prescindir de ella, es como su sombra, la voluntad de poder es de desierto porque es expansora pero esconde un terrible hambre de devastación, la voluntad de desierto es la voluntad de muerte, que arrasa no sólo con la vida sino que donde pasa impide el posible surgimiento de vida. Un ejemplo clarísimo que prospero en mis clases es el de Hitler y la expansión del nazismo, si nos remontamos un poco atrás de todo ese embrollo fue  en las clases de geopolítica donde Karl Haushofer dijo, -No es necesario salir a colonizar sino expandirse-, y eso fue lo que hizo Adolf Hitler por eso pedía Lebensraum.

Para no salirnos del tema que nos atañe seguiremos con el concepto de voluntad de poder que hay que imaginbarla como ese impulso de Ser del superhombre, es lo que mantiene en pie a los fuertes y lo que los domina para dominar, la locomotora del superhombre que lo incita al dominio total, como diría mi maestro la voluntad de poder es “planetarización pura”

Acudiremos a despedir este pequeño pero honesto escrito con algo del filósofo Friedrich Nietzsche sobre su concepto de voluntad de poder de su escrito póstumo La voluntad de poder página 365, “En mi concepto, la voluntad de poder es la forma primitiva de la pasión, y todas las otras pasiones son solamente configuraciones de aquella”

Lic. Antonio Pérez-Paredes
Licenciado en Pedagogía por la Universidad del Sur. Ha participado como ponente en la Embajada Mundial de Activistas por la Paz (EMAP) en varias ocasiones; “Foros universitarios; El holocausto y su impacto en los derechos humanos (2013)” “El genocidio y otros delitos competencia de la Corte Penal Internacional (2014) como moderador en la Universidad Tec-Milenio” “Alianza Internacional Universitaria por la Paz (2015) en la Universidad Politécnica de Quintana Roo” “ Educar para recordar: El holocausto y los derechos humanos (2016) en la Universidad del Sur”. En 2018 participó en el “Simposio de Autonomía Curricular, realizado en el Tec-Milenio” en 2019 recibió la certificación de competencia laboral en el “Uso didáctico de las tecnologías de información y comunicación en procesos de aprendizaje” y en 2020 la constancia en su participación del curso “Convivencia escolar desde la perspectiva de los derechos humanos (por la CNDH)”. Fue profesor de primaria en el Colegio Mano Amiga Cancún (2015-2021), actualmente es docente de licenciatura en la Universidad del Sur y en la primaria "El pípila" también en Cancún.