Presentación
El
proceso de enseñanza aprendizaje es sin duda alguna, de los fenómenos más
estudiados desde la antigüedad hasta nuestro siglo. En el siguiente análisis se
expone de forma ensayística la relación epistemológica entre las distintas
doctrinas tales como; La teoría cognitiva, la conductista, la asociacionista y
la estructuralista. El interés principal es abordar la problemática de la
enseñanza y el aprendizaje como problema motor dentro de los postulados
expuestos en variadas obras de carácter científico y psicológico para
esclarecer el rol que cada elemento toma en el momento que se da el fenómeno
educativo, el acto de enseñar y el de aprender.
Análisis del proceso enseñanza aprendizaje
La
educación como advirtió Gustavo Bueno[1]; “es un proceso complejo (no simple) que
comprende múltiples componentes, implica muchos pasos, tanto por parte de
quienes educan como por parte de los que están siendo educados”. Dicho
proceso es el que engloba dentro de sus factores tanto el de la enseñanza como
el del aprendizaje, y como todo proceso de evidente origen fenomenológico
requiere de un minucioso análisis para poder apreciarlo a profundidad.
La enseñanza y el
aprendizaje en la Teoría Cognitiva
Teoría cognitiva es el nombre acuñado a
las teorías del desarrollo cognitivo propuestas por el psicólogo suizo Jean
Piaget quien en su obra científica vislumbró una propuesta orgánica de los
procesos mentales en determinadas etapas del niño y por ende su capacidad de
asimilación y abstracción. La teoría cognoscitiva de Piaget es una de las más
citadas y controvertidas. Piaget contribuyó a modificar el rumbo de las
investigaciones dedicada al estudio del desarrollo del niño, (Linares, 2008).
Esta teoría explora el esquema mental y la explica en una serie de etapas por
las cuales el niño va conociendo su mundo y explorándolo. A lo largo de su vida
Jean Piaget se interesó muchísimo en el aprendizaje de los niños y cómo estos
actuaban como pequeños científicos. ¿Cuál
es el fin de esta enseñanza? ¿Acumular conocimientos útiles (y útiles, ¿en qué
sentido?)? ¿Aprender a aprender? ¿Aprender a innovar, a producir algo nuevo en
cualquier campo, tanto como a saber? ¿Aprender a controlar, a verificar o
simplemente a repetir? (Piaget, 2001). Para Piaget el aprendizaje está
vinculado a las etapas del desarrollo, los niños a muy corta edad comienzan a
interesarse por su entorno. A medida que el niño va pasando sus etapas, mejora
su capacidad de emplear esquemas complejos y abstractos que le permiten
organizar su conocimiento, (Linares, 2008).
La obra de Piaget se vio comparada por los escritos
que desde la Rusia soviética llegaba a Europa y América de otro gran psicólogo
como lo fue Lev Vygotsky. Prolífico
escritor y científico educativo propuso una de las teorías más sobresalientes
de la primera mitad del siglo XX, la Teoría sociocultural del desarrollo. Para
Vygotsky la enseñanza y el aprendizaje forman parte de la estructura
lingüística del individuo; el desarrollo del pensamiento está determinado por
el lenguaje, es decir, por las herramientas lingüísticas del pensamiento y la
experiencia socio-cultural del niño. Esencialmente, el desarrollo del lenguaje
interiorizado depende de factores externos (Vygotsky, 1995). Tanto para Piaget
como para Vygotsky, los procesos de enseñanza aprendizaje se van dando en
diferentes etapas del desarrollo del infante hasta convertirlo en un adulto y
cuya experiencia no se aleja de factores lingüísticos y escolares, por el contrario,
forman parte esencial del cuerpo de ambas doctrinas.
La Teoría conductista
Según la tradición; La Teoría conductista
tiene su origen en un artículo publicado por John B. Watson a la edad de 35
años. Fue un trabajo polémico, de
gran influencia en la comunidad científica y dio origen a una de las llamadas
“escuelas psicológicas”, el conductismo (Ardila, 2013). El conductismo tuvo
gran apoyo y recepción en las áreas académicas orientadas a las ciencias
sociales como la psicología y la pedagogía: en ellas el desarrollo teórico y
práctico tendría su mayor cabida. De acuerdo a Watson, la psicología no debía
usar el estudio de la conciencia y la introspección como método de trabajo, de
ahí podemos afirmar que el conductismo aplicado a las referidas áreas de la
educación sostenga que la modificación observable de la conducta refiere a su
vez una modificación de las estructuras cognitivas, es decir, la enseñanza y el
aprendizaje. Lo que el organismo aprende, bien sea a lo largo de su vida o en
las situaciones experimentales de condicionamiento, son relaciones entre
estímulos y respuestas (Pellón, 2013). Tanta fe tenía sobre sus postulados que
llegó a decir que si le daban varios niños sanos él haría de ellos lo que
quisiera, podrían ser médicos o abogados. Como cita Pellón; Dadme una docena de
niños sanos, bien formados y con mi ambiente específico para educarlos en él, y
garantizo poder tomar cualquiera de ellos al azar y entrenarlo para que sea
especialista en lo que yo seleccione —médico, abogado, artista, mercader, e
incluso pedigüeño o ladrón— sin importar sus talentos, inclinaciones,
tendencias, habilidades, vocación o quiénes fueron sus antepasados (Watson,
1924/ 1955).
El conductismo en la educación tuvo gran
alcance y muchos planes y programas de estudio emularon la propuesta y la adaptaron
a sus contextos sociales y urbanos, teniendo como resultado una enseñanza donde
los elementos de estímulo respuesta eran eje axial del proceso educador. Watson
creía que el hombre puede modificar su conducta sin otro reparo que el del
mundo externo. Los seres humanos se pueden modificar – en sentido adaptativo o
no adaptativo – y no están a merced de contingencias biológicas, genéticas en
términos contemporáneos (Ardila, 2013).
La teoría Asociacionista en el proceso
enseñanza aprendizaje
La Teoría Asociacionista o también llamada
de la asociación conductual es una variante en psicología y filosofía empírica
que explica determinados cambios de conocimiento epistemológico circunstancial
y directamente relacionada con un conocimiento que antecede a otro que lo
sucede. Uno de los principales discípulos de Platón fue el primero en abordar
la temática en cuestión. Aristóteles disfrutaba de observar y clasificar a los
seres vivos. También gustaba de hacer disecciones que le aportaban gran variedad
de conocimientos. Los temas que más lo atrapaban eran la botánica y la
anatomía. Para él el conocimiento se encontraba en la experiencia sensorial. A
este tipo de conocimiento se lo denomina asociacionista, porque se generan
nuevos conocimientos a partir de las asociaciones que logra con imágenes que
provienen de los sentidos y de la experiencia (Orozco, 2009).
Al igual que el conductismo
clásico, el
asociacionismo y su teoría comprende los procesos de alcance pedagógico como
muestra del accionar de un individuo en relación compleja con los estímulos que
lo rodea, o que son parte de su operación. El ser capaz de aprender cuando lo
hace aprende a aprender, sugiere entonces el asociacionismo una especie de
metacognición conductual del aprendizaje. Como señala Álvarez Arboleda (2007); Para
este modelo, la asociación E » E puede explicarse a través de diferentes leyes
basadas en la descripción de dichas asociaciones. La más importante de ellas es
la ley de la contigüidad. Ésta plantea que si los centros de actividad en el
cerebro producidos por los estímulos, son activados regularmente de forma
conjunta, cuando un centro es activado, el otro también se activará, (Leahey
& Harris, 1998).
Según esta idea, el individuo que inmerso
está en un proceso educativo, aprenderá algo en relación a lo aprendido
anteriormente, y así sucesivamente como parte de una asociación. Un ejemplo
claro sería las matemáticas básicas de primaria; el alumno que vaya aprender a
sumar, primero debe ya conocer los números, y el aprende a dividir por ende
debe saber multiplicar antes. Cuando esto no ocurre, los alumnos o los
educandos no logran comprender que la suma es equivalente a una multiplicación
y que la resta a la división.
El estructuralismo en el proceso enseñanza aprendizaje
El estructuralismo nace a principios del
siglo XX. Muchos estudiosos afirman que ya en Marx está presente un pensamiento
estructuralista, a pesar de ello el punto de partida sería una serie de
conferencias que Ferdinand de Saussure diera y cuyos discípulos publicaran en
1915 bajo el título de Cours de linguistique genérale, (Curso de
lingüística general). Las ideas de De
Saussure y la profunda renovación que ellas produjeron en el estudio de las
ciencias del lenguaje son sobradamente conocidas por quienes se han preocupado
de estas materias desde la publicación de la obra mencionada (Domínguez, 2009).
El estructuralismo concibe cualquier objeto de estudio como una totalidad y es
así como la estudia. En esa directriz, la educación es un todo, y sus partes
(la enseñanza-el aprendizaje) son parte fundamental de la existencia de ese
todo, -educación-, y responde directamente a factores externos; la sociedad, el
ambiente, el entorno. Dentro del proceso de enseñanza aprendizaje, tanto
alumnos como maestros infieren un papel único, cuya modificación altera el
rumbo del fin educativo. He allí la tesis central del estructuralismo; no hay
todo sin partes, ni partes sin el todo.
Bibliografía
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desde el modelo asociacionista y el modelo funcionalista: un recorrido
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pág. 17-18
VYGOTSKY, LEV. Pensamiento y lenguaje, Ediciones Fausto, 1995, pág. 44
[1]
Opúsculo del Congreso celebrado en Granada y posteriormente publicado, ¿Qué es
la filosofía? (1995). Oviedo, España, Pentalfa ediciones.