sábado, 27 de agosto de 2016

El reto de pensar el pensamiento crítico en la hiperciberealidad

Escultura de Ron Mueck


El pensamiento crítico y la sociedad desarrollada

“Las siguientes páginas tratan de una sensibilidad absurda que puede encontrarse dispersa en el siglo, y no de una filosofía absurda que nuestra época, hablando con propiedad, no ha conocido”
Albert Camus


El pensamiento crítico es un estilo de pensar que ha logrado solidez mediante la ejercitación de su propio devenir cognitivo, envolviéndose y dejándose envolver en los diferentes problemas que aquejan la realidad optando afrentarse a ellos con el análisis hacia la percepción del mundo un tanto más reflexiva, evitando así el agotamiento de la idea de estabilidad de la verdad. Comprendemos entonces que es amplio el camino para explicar qué es pensar críticamente, pensar críticamente es conocer los principios de la razón y de mi propia razón, para que nos pueda proporcionar un conocimiento útil para el mismo pensamiento. En el ámbito del pensar, del pensar como lo hemos manejado aquí, chocan e interfieren distintos acontecimientos y fenómenos perceptibles ante el lente del pensar, todos necesarios para su ejecución, es en la pluralidad donde se reta más al pensamiento, donde proliferan más ideas desde la libertad es donde el pensar se hace presente como un fenóma[1] de la eyección.
En dicho pensamiento se formulan ideas abstractas que se usan para interpretar, es decir que un pensador que reflexiona desde la crítica tiene ya la habilidad cognitiva de emplear los mecanismo intelectuales de lo abstracto para definir o conceptualizar otra idea no abstracta. El pensamiento crítico es el resultado del arduo trabajo nato o disciplinado del pensamiento. Lo que en su momento se llamó el mundo de las ideas hoy es el mundo del meme, de la crítica sin fundamento o sin una teleología por la verdad, sólo existe una crítica con el afán de ofender y que trata de justificarse en la medida en que más personas compartan esa idea de una verdad.
Es por ello que es en este siglo que el pensamiento crítico está más propenso a perderse entre tanta farsa, el teatro de la hiperciberealidad, nos programa lo real. El mismo criticar es criticado como algo nefasto, pero dicha conclusión parece no darse cuenta que proviene de un pensar ajeno, muchas veces aceptado del otro.
En las sociedades más desarrolladas existen más posibilidades de pensar ya que el desarrollo llega para ampliar perspectivas. Sin embargo, pensar que una sociedad desarrollada se define por el acceso de sus habitantes a un sinfín de cosas y/o servicios es mentira, ya que donde predomina el capital como eje central de una vida estable, la sola idea de una vida plena no es símbolo de ello. Al contrario, una sociedad desarrollada es aquella donde la libre expresión es real, donde el ciudadano no teme al estado que lo constituye, donde no siente necesidad de delinquir, donde no tiene motivos para violentar, donde sólo sabe vivir para él, porque todos ya viven para sí. Porque no hay el Otro, como sujeto al que la vida le hizo a un lado o el destino le jugó mal.
Decía Heidegger en su curso sobre ¿Qué significa pensar? “Lo pensado por el pensador solamente puede superarse reduciendo lo impensado de su pensamiento a su verdad inicial”. Pero este superarse no es justamente un medio por el cual puede el pensador desarrollar su pensamiento crítico, porque así como es una ventaja el mundo desarrollado igual es una desventaja al crear mentes dominadas, pensamientos que son críticos porque otros quieren que así lo sean, no para criticar lo que en su defecto debería ser criticado, sino sólo criticar lo que se quiere que se critique. Esto es el sistema de las sociedades desarrolladas. La hiperciberrealidad.
Para que los peligros de las sociedades desarrolladas no influyan negativamente en el pensar y al contrario, tomar ventaja de tales posibilidades que su desarrollo ofrece es incondicional volver a ejercitar el pensamiento crítico, ahora criticando el lugar donde tiene su inicio la crítica. Y así, sucesivamente. Dialécticamente.
El pensamiento crítico tiene entonces lugar en el saber de las cosas que son, y son porque hay un aprendizaje, una cognición del objeto a reflexionar. Pero este saber está sujeto a su vez a las ideas de las ideas de las cosas que son en el otro. El otro es el reflejo necesario para que pueda saberse en el exterior el sujeto que critica, ya que conoce lo que criticará, puede entonces saber que existe, la crítica es una falta que el ser requiere llenar, una reflexión orientada a suministrar al vacío el valor de destruir la crítica del otro. La destrucción en el pensamiento crítico dará como resultado un producto vivo parido de la crítica, un aprendizaje, como diría Vasconcelos, “En todo caso, en suscitarle el desarrollo hasta que se produzca el parto del alma, finalidad de la educación”.
En suma, la representación del pensamiento crítico es puro expulsar. El pensamiento crítico es autodialéctico porque expulsa la idea orientada a criticar, o sea que requiere del otro para manifestarse, y luego llenar ese vacío que al expulsar se deja en ella.
Lic. Antonio Pérez-Paredes


[1] Idea del fenómeno. Usado únicamente en este texto como lenguaje particular del autor.

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