Hermenéutica de la pedagogía del ambiente
Giuseppe
Lombardo Radice, educador italiano
Un ambiente favorable
siempre va unido a la idea de una educación de calidad. De este tema se ha
hablado mucho y más desde el inicio del siglo XXI, donde parece ser que dadas
las características de la vida misma, el enfoque por el que se mira y analiza
es un referente directo del mundo inter-conectado que comúnmente se denomina,
época digital.
Coinciden y
concluyen muchos especialistas en educación que la calidad solamente puede
darse como consecuencia de un ambiente favorable para el aprendizaje, olvidan
que un ambiente, es más que un espacio, circunstancialmente estructurado por
ciertos fines, y que la distribución de los contenidos así como de los agentes,
hace real el hecho fáctico de enseñar.
Hasta aquí, se
plantea el rumbo que deberá tomar la idea central, aunque es de suma
importancia delimitar el concepto de calidad lo que interesa
es el ambiente y cómo de esto puede darse, a juicio vivencial, la calidad como
el resultado esperado ante el proceso de enseñanza en un ambiente
favorable para el aprendizaje, como “calidad” misma. Desde la praxis pedagógica
se visualiza con mayor panorama con respecto a un ambiente favorable, el cual
deberá ser un espacio que hace posible el conocimiento para todos, proceso del
que es parte y a su vez deviene, dialécticamente, la educación.
El docente es
el agente del proceso, el que enseña, porque sabe, su posición frente al grupo
es la del acreedor y poseedor de ciertos conocimientos que a primera vista
pudiera tildarlo de sabio. Pero, ¿por qué es importante que el docente conozca
a profundidad el contenido que imparte? Es importante porque su conocimiento
será el primer referente de “la importancia de asistir a la escuela” que
los alumnos deben identificar y seguir, emular, imitar y consolidar.
Las estrategias
que fomentan un aprendizaje significativo son aquellas que contribuyen a la
participación e inclusión hasta tal punto que provocan armonía grupal, los
alumnos se comienzan a relacionar de forma afectiva y efectiva, es decir,
cambios drásticos, conductas y expresiones altisonantes con el diálogo y la
convivencia sana.
Un aula que
congrega alumnos dispuestos a aprender fomenta una actitud colectiva que lleva
a los agentes a madurar y razonar en la medida que el grupo se sigue
desarrollando y avanza cognitivamente conforme el progreso, pase de
individual a general. No hay que olvidar que el factor determinante y el que
regula o puede propiciar esto es el docente, que frente a grupo tiene la plena
obligación de acercar valores que se conviertan en una moral grupal, siempre
con el precepto democrático de la libertad de participación.
Este paso
fundamental para la labor docente es crucial ante los retos que el mundo
dispone para la educación y el logro de sus fines. Para esto, recalco, es axial
la coordinación pedagógica entre temas, contenidos y la planeación, ya que este
es un instrumento que consolida lo inmaterial como sería el saber del maestro y
lo material como lo sería las asignaturas y su correspondiente vaciado de
información. Van de la mano en conjunto con los trabajos transversales, muy en
uso en este tiempo.
Las estrategias que
fomentan la educacional emocional están ligadas a las nuevas exigencias que
ante la realidad suponen una solución frente a los desastres educativos de antaño,
muchos de estos desastres originados porque no existía una amplia valoración de
la importancia que significa que un alumno aprenda porque puede aprender.
Estas nuevas
exigencias traen progreso a la idea de “estrategia” que va perdiendo un significado
didáctico –sin dejar de serlo-, y pasa a tomar una conceptualización orientada
y encaminada a la búsqueda de oportunidades educativas, ya que si un docente
emplea una estrategia y da resultados esperados o favorecedores puede aplicarse
a todos los niveles y a los alumnos para su comprobación, (método prometeico).
El ejercicio de compartir estrategias dentro de una escuela y como parte de la
comunidad escolar, supone una buena relación del estar-colegiado ya
que tanto maestros como directivos tienen la responsabilidad de crear este
sistema que crece en la medida que: aplica, comparte y comprueba.
Lograr que los
alumnos consoliden su objetivo es hacer que por medio de sus conocimientos y
habilidades, y la interpretación de la realidad áulica adquieran y hagan propio
los saberes que se les inculca a manera de enseñanza. Que en ellos la noción de
aprender sea a su vez, la consciencia de aprendizaje. Que las estrategias
generen un ambiente donde los educandos desarrollen una capacidad dialógica y
práctica, encaminada en su propio beneficio, el beneficio de estar educado en
un sistema educativo que tiene de antemano, un perfil de egreso del estudiante.
Dicho perfil muchas veces no se cubre y el alumno se convierte en una
estadística más.
Un ambiente favorable, es el resultado de un conjunto de facultades y dinámicas propias de un lugar donde se asiste para “aprender” este aprender debe ser asimilado, analizado y retribuido en forma dialéctica, aunado a la actividad del docente que debe hallarse como el único que puede llegar a transformar y sobre todo hacer brotar de las semillas que llamamos alumnos, en frondosos árboles de frutos que posean los atributos de una persona apta para desarrollarse en el mundo que a su vez dispone de medios para educarlo, para hacerlo parte-de-él.
Antonio Pérez-Paredes
Profesor de Primaria y Universidad.
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