Friburgo nombra nuevo
Führer de los universitarios
Por Antonio Pérez-Paredes
El rector Heidegger caminando con el
cuerpo universitario (Archivo de Badische Zeintung)
“El
campesino que solía fumar su pipa junto a Heidegger es menos fascinante que él,
dado que él, Heidegger, habita la historia, la indescifrable (a veces
irritantemente incomprensible) participación de un gran filósofo en un
movimiento grandiosamente perverso”
José
Pablo Feinmann, La
filosofía y el barro de la historia
Un filósofo, para ese entonces muy
conocido
Imaginemos
una Alemania alterada por los cambios drásticos tanto de la vida política, que
repercutían directamente en la cosa pública, como el incesante miedo por otra
posible guerra. Sumido en este ambiente Herr Martin Heidegger es ya, para 1927,
fecha de la publicación de Ser y Tiempo en Jahrbuch für Philosophie und phänomenologische Forschung,
en Halle, un insigne filósofo internacionalmente conocido y muy popular en su
tierra natal. Entre los pasillos universitarios así como en reuniones
intelectuales y de artistas el nombre de un extraño filósofo que dice cosas
extrañas y oscuras es ya común en Messkirch.
El libro de Heidegger
no pasa desapercibido, es recibido con elogios y severas críticas, lo tildan
como “texto de galimatías” e incluso llegarán a decir que si bien el nombre de
un –tal Martín Heidegger resuena mucho,
tal parece que ni sus propios aduladores entienden de lo que escribe y habla–,
pero eso no frenó el interés profundísimo en sus alumnos y en todo aquel que se
servía de un contacto con el profesor de la selva negra. Gracias al éxito y a
su fama; Pasa a ocupar la cátedra
ordinaria de Filosofía en Marburgo
y no tardaría mucho, pues tan solo un año después; El 26 de febrero de 1928, Heidegger informó al ministro de Educación,
en Berlín, que el Ministerio del país de Bade le había ofrecido retomar la
cátedra dejada vacante en Friburgo por la partida de Husserl.
En 1929 pronuncia ¿Qué es metafísica?, publicada el mismo año, y escribe “De la esencia del fundamento” que se
incluye en el volumen homenaje con motivo del septuagésimo aniversario de su
maestro Edmund Husserl.
La primavera, Friburgo, primer
llamado.
Para la primavera de
1930 el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán es el segundo partido más
votado.
Por lo pronto, ya es
muy citado el nombre de Heidegger para ocupar la cátedra de filosofía, más
importante en Berlín, vacante tras la muerte de Troelsch. Los encargados de dichos
trámites encabezados por el doctor Carl Heinrich Becker, un
filólogo y especialista en estudios orientales, fundador de la revista Der
Islam y ministro prusiano de cultura había favorecido a Ernst
Cassier
con quien Heidegger había sostenido un debate en torno a Kant en 1929. El
rechazo a que Heidegger ocupara el puesto se debía principalmente a la razón
mencionada anteriormente, aunque se aceptaba su gran popularidad, se temía que
no estuviera preparado, acuñado por la “crisis”
que pasaba su autor ya que para el 28 de marzo de 1930, el segundo tomo de Ser y Tiempo no había visto la luz y
parecía que jamás iba hacerlo.
El mismo año pero ahora en
abril, los cambios burocráticos remueven de su cargo al detractor Becker y
pierde su puesto. El ahora nuevo ministro prusiano de cultura un político
socialdemócrata de nombre Adolf Berthold Ludwig Grimme negó la lista de candidatos dejada por
Becker en el Ministerio y llamó la entrada de Heidegger, de quien había
escuchado hablar ya que también había sido alumno de Edmund Husserl y un
religioso Tillichiano. De esta invitación, el rechazo fue contundente por parte
de Heidegger. A pesar de llegar a negociaciones como vivir lejos del tráfico
ruidoso de la ciudad si llegara a aceptar el puesto y de saberse ‘no deseado’ por
la facultad, pide consejos a Karl Jasper, a su llegada a Heidelberg. Con
respeto y profundo advenimiento filosófico le extiende a Grimme las siguientes
palabras:
“Hoy, cuando he llegado
precisamente al comienzo de un trabajo seguro, no me siento preparado en la
medida suficiente para cumplir los requisitos de la cátedra de Berlín que yo me
exijo a mí mismo, y que cualquier otro exigiría de mí”.
La modestia de filósofo al
rechazar el cargó pareció favorecerle en sumo grado, para ese entonces su
prestigio como pensador había trascendido la esfera filosófica germana y el
rechazo a tan ínclita universidad hacía diluir tinta en los diarios más
importantes. Ya en Julio de 1930 durante la liberación de los territorios
ocupados por los franceses Martín Heidegger leyó en un evento de la ciudad de
Karlsruhe su conferencia De la esencia de
la verdad que verá su publicación hasta 1943 en Francfort y donde también
compartiría pódium con un antisemita de nombre Otto zur Nedden autor de El judío de Malta. Durante dicho evento Franz Joseph Philipp amenizaría el
momento con un concierto y que tan solo tres años después se afiliaría al NSDAP
y que, será el autor
del Himno patriótico alemán a la
gloria del trabajo, interpretado en la primera Fiesta del Trabajo
nacionalsocialista, el 1 de mayo de 1933, en el curso de la cual Hitler
pronunció un discurso célebre
Notamos que Heidegger y su posición en el mundo académico provoca múltiples opiniones
y elogios varios, era normal que colegas
se opusieran, Víctor Farías describe así ese rechazo: “Imaginamos que «el rey sin corona del imperio del pensamiento» no
podía sino suscitar celos e inquietud entre sus colegas de más edad. Pero este
fenómeno, ciertamente extendido en el medio de los filósofos de la época, dice
también algo acerca de la forma en que el propio Heidegger debía percibirse a
sí mismo”.
Sabio
caudillo y guardián de la filosofía
Los cuadernos negros comienzan a escribirse en manuscrito para 1931 y
continuaran largamente durante su vida como un ejercicio íntimo entre el
escritor y su pluma.
Durante el invierno de 1931-1932 Martín Heidegger imparte los que a mi
parecer son la única muestra puramente de un intento entre filosofía platónica
y pedagogía. Las lecciones sobre la caverna de Platón ofrecen un panorama
amplio y riguroso para afirmar que las circunstancias que lo llevaron a
rechazar el primer ofrecimiento a Berlín lo colocaban a la cabeza como un
competidor de primer rango frente a otros egregios profesores.
A lo largo del semestre que abarca del 31-32 las conferencias “Platons Lehre von der Wahrheit” La
doctrina de Platón acerca de la verdad, lección que se publicó hasta 1940 ya
tallereada y que se ofrece para un público conocedor. No confundir con la que
dictó en 1930 “De la esencia de la verdad”.
La doctrina de Platón acerca de la verdad da pie a una “sociología del saber” (Heidegger es influenciado por los cursos de
Sociología de Max Weber en 1919) tal doctrina platónica supone un
des-ocultamiento tal como lo explica Abalo Cea y Villarroel al traducir el
texto del alemán: “La doctrina de Platón
acerca de la verdad” intenta mostrarnos, qué, y cómo, el cambio de la esencia
de la verdad es el acontecimiento fundamental que desde lejos determina toda
nuestra historia presente.
Para Heidegger es menester volver a las filosofías del pasado, para él,
el pasado es sin duda alguna el mundo griego, como señaló Safranski en la
biografía voluminosa sobre Herr Heidegger, corría
el riesgo de perderse en otro tiempo. Sobre la base de esta idea, es
profuso admitir que el filósofo vive constantemente anhelando ese glorioso
pasado de la filosofía griega y que al suministrar lupa crítica a su tiempo no
logra identificar un modelo de pensamiento que pueda desligarse del tiempo que
comúnmente llamará “tecno-capitalismo”.
Ya desde sus años de estudiante se entregó en cuerpo y alma al estudio
del mundo clásico griego, del que dedicó horas de estudio mientras disfrutaba
de una beca en estudios teológicos. Llegará a decir a Elizabeth Blochmann que
cuanto más llegaba a su propio trabajo, más se sentía lanzado al gran comienzo
de los griegos. La pasión lo hace desbordarse, se ve insignificante ante el
gran precipicio que significan los griegos, entrará por primera vez en una
depresión filosófica alterado por la contraposición de la realidad estudiada
con la realidad vivida de su tiempo. El mismo Heidegger ahora se percibe como
un encadenado de la caverna, vacilante y oscurecido le dice a Jasper, la filosofía tiene el oficio del «sabio
caudillo y guardián» en el «auténtico mundo público». Para
analizar la razón de un posible “acercamiento” a las ideas políticas, hay que
reconocer que en Platons Lehre von der
Wahrheit, Heidegger ya prevé que el ser humano está transformándose.
Nacionalsocialismo
y nochevieja
Heidegger afianza opiniones políticas con el NSDAP, para
1931-32 en Berlín construyen el primer microscopio electrónico.
Finalizados los cursos sobre Platons Lehre von der Wahrheit en donde Heidegger dilucida con
enorme rigor la esencia de la polis descrita en el capítulo VII de la
República, y donde al inicio señala que; La
“doctrina” de un pensador, es, por el contrario, lo in–expresado en sus expresiones;
y lo in–expresado se ofrece al Hombre, precisamente para que, en gracia de ello,
use y gaste su ser recibe en su
cabaña de Todtnauberg a su alumno el filósofo y religioso Hermann Mörchen quien
pasa con él largas horas charlando en medio de lo brumoso y oscuro de la selva
invernal, los diálogos giran en torno a la política en lugar que de la filosofía,
Mörchen admite que su antiguo profesor no sabe mucho de ideas políticas, pero
que se ve animado por el nuevo partido que crece como la espuma, y que promete
sacar del rezago y la hambruna a la patria de Hölderling. Señalará además en su
diario que «Allí se duerme largamente;
por la noche, a las ocho y media es ya la “hora en la cabaña”…»
Hermann junto con otro ex alumno de Heidegger, Max Müller admitirán su sorpresa
ante la aproximación de su profesor al nacionalsocialismo, justificando la
ignorancia de éste sobre política.
La actividad
práctica de Heidegger como profesor, interrumpida por lo oscuro de su
pensamiento y su filosofía tachada de incomprensible e inservible o inútil para la vida cotidiana,
se resumirá en su misiva pronunciada en efecto de las lecciones sobre Platón al
afirmar que ya no se trata de hablar, se trata de esperar para actuar. El
Heidegger de Platons Lehre von der Wahrheit es un hombre que al percatarse de los
problemas de su país y el auge enorme de Hitler, (quien nació el mismo año que
él), le hacían pensar que en dicho sujeto podía caber algo de ese espíritu
arrasador que desmantelara el velo de la modernidad y recubriera de nuevo con
donaire filosófico el devenir histórico de la tierra del Rin.
Era tan mediocres y sosas las propuestas de los otros
partidos que muchos creyeron ver en Hitler, una muralla protectora frente a la
ola roja que asolaba Europa proveniente desde las estepas rusas. Ello es
señalado por Mörchen en su diario cuando afirmó que Heidegger esperaba que el
partido se opusiera eficazmente al comunismo. Rüdiger lo retrata así: “Lo que sucedió con la conquista del poder por parte de los
nacionalsocialistas significaba para Heidegger una revolución; era mucho más
que política, era un nuevo acto en la historia del ser, un cambio de época”.
Heidegger pasará nochevieja en su cabaña, como esperando
el nacimiento de un nuevo comienzo.
El incendio, el hechizo y
Friburgo
Un gramófono dejaba
oír música sinfónica. Hitler, feliz, con los ojos semicerrados, pasaba una
agradable velada. (Es
febrero 27 de 1933)
Casi al mismo
tiempo en el “Herrenklub” y en casa de Goebbels, la noticia estalló.
-¡El
Reichstag está ardiendo!
La atmosfera puede describirse como una Alemania envuelta
en un halo de misterioso hechizo nacionalsocialista. Durante varias ocasiones
tuve el honor de dictar conferencias sobre “El
holocausto” en Cancún, para la Embajada Mundial de Activistas por la Paz, y
debo reconocer que después de varias ponencias en distintas Universidades
llegué a la conclusión que expresó Sebastian Haffner al afirmar que es
imposible reproducir el sentimiento que
constituyó la base del poder y ascenso de Adolf Hitler Pölzl.
La conexión entre el pueblo y el partido representado por
Hitler, se puede esclarecer por el contexto a la que el tratado de Versalles
había sumido en la miseria y el hambre a más de siete millones de parados,
sobre esto Heidegger dice en una carta a Hans-Peter Hempel, Al principio de los años treinta, las
diferencias sociales en nuestro pueblo se habían hecho insoportables…la
confusión por causa de estas circunstancias que las generaciones actuales ya no
puede imaginarse. Lo que Heidegger utiliza como recodo no es más que la
visión de un hombre que padeció y presenció los estragos causados en la
población más vulnerable dado que el partido ya controlaba los sectores más
importantes de Berlín y de distintas Universidades como la de: Francfort,
Heidelberg, Breslau, Gotinga, Friburgo, Hamburgo y Colonia.
No solamente
Heidegger se equivocó a nivel académico, no había un reflector que pudiera
alumbrar la verdad detrás los maquiavélicos planes del nazismo. Posterior al
discurso de Paz de Hitler el Times describió al canciller como un hombre a
favor de la unión alemana. Recuerdo también en una de mis ponencias, en la que
asistía un representante de la Comunidad Judía de Cancún, dije; -que los líderes semitas más poderosos sabían
desde el primer momento el peligro que significaba la venida al poder de
Hitler, y se silenciaron-.El mismo Felix
Jacoby según relata Safranski, inició una lección que versaría sobre
Horacio y finalizó comparando el grandioso imperio de Augusto con Hitler.
Si bien, Herr
Heidegger vivió en carne propia lo que él consideraba una intelectualidad
caduca y muerta, ese sentir pudo haberse enraizado en él y echar raíces para
contra sus adversarios de años anteriores. Como si ante la creciente alborada
nazi se profetizara la oportunidad para él de vengarse al tener contacto con el
líder de las Sturmabteilung, el homosexual y amigo
íntimo de Hitler, Ernst Julius Günther Röhm. Esto puede confirmarse con la
actitud que describe Jasper en su última visita a Heidegger en la que lo
describe como un hombre al que poco ya reconoce, y que estaba poseído por el
delirio de las masas hitlerianas.
Para Martin Heidegger la efervescencia del Führer
desocultaba la hora de la verdad, de su aletheia,
Karl Jasper después de visitarlo y constatar la transformación de su amigo
narrará que el mismo Heidegger opinaba, «que
era un abuso el hecho de que hubiera tantos profesores de filosofía, y que en
Alemania sólo debían de quedar dos o tres». Cuando Jasper preguntó: «¿Cuáles?»,
Heidegger calló con elocuente silencio. En Friburgo el
partido organizó una manifestación contra el marxismo en la plaza de la
catedral así como, El conjunto de
las organizaciones políticas y sindicales de Friburgo fueron «metidas en
vereda» (Gleichschaltung) mucho
antes que el resto del Reich.
El 5 de marzo de 1933 Hitler es ya un político
extraordinariamente popular, logra ser canciller avasallando a sus opositores
con el triunfo del NSDAP con cerca de 17, 227, 180 votos.
Las
preciosas manos de Hitler
Es 1933 y Adolf Hitler
es nombrado canciller de Alemania. Hannah Arendt emigra a París.
La revolución de 1933
significó para Heidegger la salida de la caverna del individuo y anunciaba con esa ruptura colectiva, la
incorporación a un nuevo orden donde tanto el ser-ahí y las masas anunciaban su
entrada al instante histórico del Ser. Para los meses de ese mismo año, Jasper
visita a su amigo y recupera de él la
frase «hay que adherirse». Este adherirse
comienza en marzo de 1933 con la entrada de Heidegger en la Kulturpolitische
Arbeitsgemeinscheft Deutscher Hochschullehrer (Comunidad de Trabajo
Político-cultural de profesores de la Universidad Alemana)
dicha sección fue promovida por el educador Ernst Krieck un agitador a
favor del nazismo.
Para mayo Jasper vuelve
a visitar a Heidegger solo para comprobar que está dominado por completo por un
moho nacionalsocialista, al cuestionarle, ¿cómo puede Alemania ser gobernada
por un hombre de tan escasa formación como Hitler? Heidegger responderá que eso
no es importante, que mejor mirará las preciosas manos del Führer. A los
estudiantes unos meses después les exclamará que Hitler mismo es el presente y
el futuro de la realidad alemana.
Es obvio que para este
punto, el filósofo no solo ve en Hitler un nuevo líder, ve en él el restaurador
de la ya fallecida República de Weimar, Heidegger
está electrizado por la conquista hitleriana del poder y quiere actuar, aunque
todavía no sabe con precisión qué es lo que debe hacer.
Quien sí sabía cómo debía actuar era Hitler, que apenas obtuvo el control
absoluto inició una limpieza en todos los departamentos en los que su mano “preciosa” otorgaba licencia o castigo,
el pulgar arriba o abajo.
En abril Heidegger
contacta con Krieck para que su colega Alfred Baeumler ingresara a su grupo de
profesores político-culturales, la petición es negada. Pero Baeumler sube
rápidamente y es distinguido como adiestrador de los estudiantes y para ello
funda el Instituto de Pedagogía Política, Alfred era conocido principalmente
por proclamar que era más importante el hombre político que el erudito. El
pedagogo Spranger se escandaliza y vocifera alertando el peligro que corren las
ciencias en manos de un enemigo de las ciencias y los judíos. Wolfgang Aly,
miembro también de ese grupo será uno de los principales aduladores y heraldo
de Heidegger al tratar de convencer en una carta dirigida al Ministerio de
cultura y donde califica a Heidegger como un hombre de confianza para la
Universidad y el partido.
Heidegger es nombrado rector
El 15 de abril de 1933
estaba prevista la toma de posesión como rector de la Universidad de Friburgo
el anatomista y socialdemócrata Wilhelm von Möllendorff, empero, éste sabía que
no duraría mucho, -de hecho fueron unos días-, por lo que decidido a que su
puesto fuera ocupado por alguien no perteneciente al partido y sí vinculado a
la academia lo sucediera en la dirección visitó varias veces a Herr Heidegger
en su cabaña y le hizo saber su deseo. Para el 18 del mismo mes Möllendorff
presidía su primera sesión en el senado de la universidad y solo al día
siguiente en la prensa se le sugería al rector abdicar para no ser un estorbo
en los planes que se tenían para la universidad casi a la par que el filólogo Wolfgang
Schadewaldt exigía su retiro de la curul.
En una de esas visitas,
de noche, von Möllendorff le dijo a Heidegger según Elfride, que era el momento
que él ocupara el cargo de rector. Ese episodio puede tomarse como un
sentimiento compartido entre todos los profesores de Friburgo que temían por
sus trabajos si el partido decidiera colocar en el rectorado a un hombre ajeno
a ella, y peor, un nazi. Creyeron que Heidegger, el filósofo autor de Sein und Zeit llevaría por buen sendero a la prominente Üniversitat.
Mientras eso ocurría Husserl era despedido de su cargo el 14 de abril, suceso
en el Heidegger no tuvo nada que ver, pero del que tampoco mostró signos de
apoyo, únicamente ordenó enviarle flores a través de su esposa Elfride. Husserl
se sintió ofendido.
Al
término de la última sesión dirigida por Möllendorff,
en el senado el 20 de abril, dimitió y propuso a Martin Heidegger como nuevo
rector de la Universidad de Friburgo, La
atribución del cargo de rector de la Universidad de Friburgo a Martin Heidegger
constituyó un acontecimiento de alcance nacional e internacional, y un apoyo
muy poderoso al régimen vigente, habida cuenta del gran prestigio del que
gozaba el filósofo.
Durante la asamblea de la elección, los profesores judíos ya habían sido
excluidos, a pesar de ello hubo votos en contra de Heidegger. Por casi unanimidad
fue elegido nuevo Rector de la Universidad y Führer de los estudiantes. Para el
primero de mayo se afilia al NSDAP con número de matrícula 3125894.
Mucho antes que fuese nombrado ya existían
campos de concentración en Friburgo.
Ya nombrado como Rector
Herr Heidegger podrá “elegir” a sus miembros de la Universidad: como canciller,
Julius Wilser, quien escribía en la revista Geopolitik,
editada por el geopolítico Karl Haushofer que había sido maestro de Rudolf Walter Richard Heß
el Stellvertreter
des Führer de Hitler. A él se suman: Wolfgang Schadewaldt,
Nikolaus Hilling, Erich Wolf, Edouard Rehn, Georg Stieler, Wilhelm
Felgenträger, Otto Risse, Hans Mortensen, entre otros, casi todos afiliados al
partido. Para el 23 de mayo los preparativos para la toma de posesión
sobresaltan a los encargados que organizan la ceremonia.
De los primeros actos
públicos como Rektor de Heidegger se
encuentra su discurso-homenaje a Albert Leo Schlageter un mártir de la primera
guerra mundial que murió fusilado y cuyo cadáver robado por Viktor Lutze fiel
compañero en los primeros años de militancia de Hitler, mantuvo en secreto, y
que a partir de ese momento se consagró Schlageter como un ícono de Bade y de
toda Alemania.
Heidegger se sentía
enlazado al mártir de «la causa nacional» ya que ambos habían sido alumnos de la
Casa de Conrado de Constanza. Invitado a invocar un panegírico para Leo
Schlageter, Heidegger leyó su breve
discurso bajo el pórtico de la entrada principal de la universidad.
Definitivamente alejado de la Iglesia, ignoró completamente las motivaciones
religiosas que orientaron la vida y la lucha de Schlageter, y convirtió al
joven héroe en un hombre laico
durante el décimo aniversario luctuoso.
El discurso del Rectorado «La
autoafirmación de la Universidad alemana»
Un día después al
homenaje a Leo Schlageter Martin Heidegger ya siendo Führer universitario
pronuncia su famoso discurso Die
Selbstbehauptung der deutschen Üniversitat que muchos macularán vilmente,
en palabras de Ferrater Mora, Heidegger; Inauguró
su rectorado con un discurso titulado La autoafirmación –si se quiere, también
autodefensa (selbstbehauptung)- de la Universidad alemana.
El célebre discurso es pronunciado en un contexto protagonizado casi por
completo por el nuevo caudillaje y los universitarios revolucionarios, tanto
pertenecientes a la SS como a las SA y las juventudes hitlerianas. Para esta
fecha Röhm todavía continúa con vida.
La ceremonia es
enaltecida con banderas pardas y revestida con la hakenkreuz metálica. Al acto solemne asistieron personalidades del
ámbito universitario, religioso y político; dos rectores lo acompañaron, el de
Heidelberg y el de Karlsruhe, así como distintos representantes del Reich y Konrad
Gröber arzobispo de Friburgo. El ritual fue pomposo, se acompañó con la obertura Gaudeamus igitur de
Brahms, el Canto de los alemanes, el
Himno al mártir nacionalsocialista
Horst Wessel, y por último la Huldigungsmarsch
de Richard Wagner.
Safranski lo narra así; Entre los
profesores se difundió un disgusto. En una circular Heidegger añadió que la
explicación de que la «elevación de la mano derecha» no expresaría la unión con
el Partido, sino la unión con el alzamiento nacional. Los que no pudieron
asistir tuvieron la oportunidad de oírlo por la radio.
En el estudio preliminar Ramón Rodríguez enfatiza que, El discurso del rectorado merece una
consideración especial porque manifiestamente Heidegger quiso reflejar en él el
contenido esencial de lo que le llevó a participar activamente en la política
educativa del nazismo.
Los ojos del mundo entero se fijan sobre Friburgo y especial sobre el nuevo
Rektor Herr Martin Heidegger, la figura filosófica más prominente y respetada
en ese entonces. Su discurso es una elevación del folkgeist. ¿Qué representa en la carrera de Hiedegger el discurso
rectoral? ¿Lo demerita como filósofo? ¿Lo encumbra como rector del nazismo y
pedagogo de la teleología nazi?
Hermann Heidegger en el prefacio a la edición de 1983 del Discurso
escribe: Sobre el contenido de este
discurso se han propagado muchas falsedades e inexactitudes. Incluso profesores
universitarios han citado, después de 1945 y hasta épocas recientes, supuestas
frases del discurso rectoral de Martin Heidegger que no se encuentran en él.
Las palabras «nacionalsocialismo» y «nacionalsocialista» no aparecen en este
discurso; «el führer», el «canciller del Reich» o «Hitler» no son nombrados.
El discurso comienza casi persuadiendo al oidor, al confirmar que su
aceptación como rector es un compromiso no solamente con los estudiantes y
profesores, también lo es para el pueblo alemán pues es un dirigir espiritual. La universidad no puede
afirmarse sola, requiere de una serie de agentes que la muevan, Para nosotros, la Universidad alemana es la
escuela superior que, desde la ciencia y mediante la ciencia, acoge, para su
educación y disciplina, a los dirigentes y guardianes del destino del pueblo
alemán, y no presto ni perezoso hace regresar la noción de paideia homérica
en su lectura frente a los estudiantes y miembros del senado, (Karl Jasper mira
de pie en una esquina alejada), y pronuncia la frase que resume en pocas
palabras la necesidad urgentísima de retornar al saber débil; “ El inicio es aún”.
Prosigue con el desarrollo que debe adueñarse de la universidad en sus
tres vinculaciones: la primera obliga que todo ciudadano preste servicio del
trabajo, la segunda que profese servicio a las armas y la tercera y última que
el estudiantado preste servicio al saber. Esto puede hallarse igual en
Nietzsche cuando explica por qué se requieren educadores; se ha de aprender a
hablar, a pensar y a leer y escribir.
Y finalmente termina con la ya conocidísima frase de cierre, Pero el esplendor y la grandeza de esta puesta
en marcha (Aufbruch) sólo los comprenderemos plenamente cuando hagamos nuestra
la grande y profunda reflexión con la que la vieja sabiduría griega pudo decir.
«Todo lo grande está en medio de la
tempestad»
(Platón, República, 497 d,9)
Por Antonio Pérez-Paredes
Profesor de Primaria y Universidad.