sábado, 13 de junio de 2020

La pedagogía en Platón

¿Cuál es la relación entre Platón y la pedagogía?





 

 

“Aster, en otro tiempo estrella de la mañana, brillas entre los vivos: ahora, estrella de la tarde, brillas entre los muertos”

Platón, epigrama dedicado a un alumno



La pregunta formulada a continuación es una pregunta que posee un pronombre interrogativo, “¿Cuál?”, por así decirlo, una pregunta delimitada; en tanto que señala ya de antemano hacía dónde debe orientarse nuestro responder, por un lado, “Platón” y por el otro “pedagogía”.

A su vez, esta pregunta  examina dos cosas a puntualizar, y que debe quedar expuesto a la luz del esclarecimiento, y es que si se formula así, a secas, pareciera indicar que de antemano existe una relación entre Platón y la pedagogía; 1) esto supondría, que, en la obra filosófica de Platón, puede hallarse un símil múltiple entre categorías que pertenecen a las ciencias de la ecuación: la educación misma, la pedagogía, la psicología, etc. Es decir, que la interrogante da pie a maquilar que el pensamiento del filósofo abre las puertas ya sea para dar entrada a la “pedagogía” y ésta pueda tomar de ella lo necesario, o bien, que abre la puerta para entrar a la ciencia misma denominada así, desde Clemente de Alejandría, como Pedagogía.

La segunda puntualización, que es ya muy común en los análisis didácticos, 2) es la postura por la cual, la filosofía platónica, mirada desde la pedagogía es aprobada como una fuente de conocimientos ligados a su vez  histórica y dialécticamente, que vendrían a suponer, un apoyo, tanto académico, como literario y que enmarcados bajo un contexto paidológico fundamentan la base historiográfica de la Pedagogía, (cronológicamente hablando en un lugar específico), o bien, como salto de partida para explicar la idealización del proceso de enseñanza-aprendizaje entendido como el producto de las enseñanzas extraídas de los diálogos de Platón.

 

Una vez explicadas las dos variantes más evidentes, obvio no las únicas importantes, pero sí, que para poder tener un orden teleológico hacía dónde orientarnos y responder cabalmente la pregunta, tenemos que despejar cualquier indicio que insinúe oscurecer nuestro entendimiento.

 

Platón de Atenas

 

Como mencioné anteriormente, uno de los  componentes esenciales de la interrogante es el nombre de Platón, ¿Y quién es Platón se preguntaran ustedes? Pues Platón fue un hombre, evidentemente, fue un filósofo que de acuerdo a las fuentes más antiguas, en este caso yo dispondré de algunas cuantas citas que considero menester invocar, pues para abrir el camino que nos conduzca a una comprensión lo más completa posible del tema. Les cito textual: “Platón hijo de Aristón, vástago de noble linaje, nació en Atenas el año 427-28 antes de Jesucristo, o quizá uno o dos años antes. Siendo niño, y después, siendo adolescente, desarrollóse ante sus ojos, sin duda ya muy despiertos, un importante episodio de la Historia Universal: la guerra del Peloponeso…creció Platón, en medio de la alta vida espiritual que se vivía en Atenas, la ciudad más culta de la más culta nación que la tierra haya visto[1]”. Esto nos cuenta uno de las fuentes importantes, si no es que el más importante representante de la escuela de Marburgo Paul Natorp. Sobre la vida y obra de Platón hay en la actualidad y más con el internet un sinnúmero de sitios dónde consultar datos acerca de su vida. En mi caso me remontaré a la fuente citada y sobre todo a las Noticias biográficas acerca de Platón incluida en las Obras completas editadas por Patricio de Azcárate en 1871. Su verdadero nombre era Aristócles como el de su abuelo, el nombre de Platón le fue asignado por su maestro Aristón de Argos por su espalda ancha, ya que era un hombre fuerte, “otros pretenden que se le llamó así por la anchura de su pecho, y Neante ve en esto una alusión a lo espacioso de su frente[2]. Platón murió según cuenta Hermipo, -quizá como muchos filósofos o pensadores serios quisieran fenecer-, en un convite de boda a la que asistía, algunos aseveran que fue en el mismo festejo, otros que al retirarse. Tenía 81 años al dejar este mundo.

Hasta aquí con Platón. ¿Existe, y si es que “existen” elementos para confirmar que nuestro pensador tuvo y/o tiene una relación con la pedagogía? Esto es curioso de analizar.

 

La pedagogía

 

Hablar de pedagogía es pronunciar mucho en tan pocas palabras, muchas veces he tenido y debido decir a rigor de que no se me entendiera, que la pedagogía tal cual como hoy en día se presenta o se escucha por el oidor iletrado, es una ciencia impura. Error total para aquel que suponga tal menosprecio. Pero no es momento de desenterrar esas raíces poco diáfanas. La pedagogía es una ciencia tan antigua, -yo digo que más que la filosofía-, dado que los elementos substanciales que a posteriori la van a glorificar son conceptos tan arcaicos como el nacimiento de la literatura misma, y cuando hablo de “el nacimiento de la literatura” me refiero a las obras de homero[3]. Donde los sentimientos más puros y nobles se sumergen en un mar de valores que cada personaje debe constituir y ser constituido. Conceptos como paideia, areté, kairos, honor, amistad, amor, coraje, etc.  En su exquisita Historia de la educación y la pedagogía, Lorenzo Luzurriaga lo esclarece así; “El ideal de educación de esta época esta, como siempre, en relación con los ideales o aspiraciones de la sociedad, y siendo una época de carácter heroico y guerrero, la educación habría de tener ese mismo carácter. Así aparece expresado en las obras fundamentales de este periodo, la llíada y la Odisea, escritas hacia el siglo VIII a. de C”.

 

 Etimológicamente “pedagogía” es un guiar a los niños. Esta definición ya en desuso para fines prácticos y generales, debe simplemente considerarse como fuente primigenia de la ciencia misma, puesto que es más difícil guiar a un adulto que ya de por sí cree que conoce el camino. El pedagogo era en su origen, un esclavo, de ahí la genealogía. Para nosotros que somos pedagogos estos detalles nos parecen pan de cada día, puesto que dedicamos nuestra vida o gran parte de ella al estudio, (o así debiera ser), entendemos muy bien la metáfora, que tilda a realidad. Guiar es mostrar un camino, no desconocido, pero sí recorrido, la pedagogía es una ciencia morfológica y geográfica, ofrece mapamundis cognitivos para no perderse en el mundo.

 

 

 

Simbiosis educativa o sobre la relación entre lo uno y lo otro

 

Ya que hemos dilucidado y puesto sobre la mesa las barajas de este juego, comienza la justificación de la “relación” entre Platón y la pedagogía. Para empezar, usaré una estrategia análoga entre el origen del pedagogo, (el que ejerce la pedagogía), y un pasaje de la vida de Platón, que sin duda alguna, marcaría su itinerario intelectual y como docente de la Polis. Mencioné que los primeros pedagogos eran esclavos, pues Platón lo fue, claro, no en ese sentido, es por ello que advertí la “analogía”, resulta que Platón el de la voz templada, viaja a Sicilia y allí conversa con el hijo de Hermócrates, Dionisio un tirano sin escrúpulos con quien después de platicar sostuvo un exabrupto que el sátrapa no perdonó, más porque Platón lo humilló, amén que le dijera, que sus discursos respondían a su calidad de tirano. Cito textual; “Arrebatado Dionisio con esta respuesta, al pronto quiso hacerle morir, pero templado con las súplicas de Dion y de Aristodemo, se contentó con entregarle a Pollis, que se encontraba entonces cerca de él en calidad de enviado de los lacedemonios, para que lo vendiese como esclavo”[4]. Éste pasaje que Natorp ensalza con más ahínco, lo parafrasea así;  “Hallábase a la sazón la isla de Egina en violenta guerra con Atenas; y sus habitantes pusieron a Platón a la venta en el mercado de esclavos. Afortunadamente fue rescatado…según cómputo seguro en el año 338. Siguió a poco el establecimiento de la Academia[5][6].

 

De los anteriores extractos se puede afirmar primero: que el Platón que queremos relacionar con la pedagogía profesa una vanguardia didáctica; A) el no ceder frente al poder de la autoridad sin que esta se fundamente en la razón o la ciencia, (que se vincula con el ejercicio del pedagogo al aspirar siempre al enfrentamiento cuando el otro está equivocado), B) no dejarse convencer por el poder y vislumbrar la verdad por encima de cualquier sofismo, (la misión casi apostólica del pedagogo: enseñar al que no sabe, hacerle ver sus errores). Segundo: que Platón además es un sabio político; C) con herramientas para la diplomacia y las leyes, (las enseñanzas cívicas y concretas que deben seguir los alumnos en vista a un modelo ideal de sociedad a partir del quehacer público), y por último y no menos importante; D) es el conocimiento por encima de cualquier placer o beneficio lúdico, (la consolidación de una epistemología política que subyugue las ataduras del doxa, o conocimiento común y corriente.

 

De los apéndices se entiende que la pedagogía de Platón es como afirma Winfried Böhm; “Platón reconoce que la política y la pedagogía esencialmente dependen una de otra. La política no se restringe a una coordinación de acciones externas, ella también se torna una formadora de almas”[7].

 

Es de enorme interés como la propuesta filosófica y si se quiere ética-política de Platón, se acercan cada vez más, a un principio actual que tiene validez en el marco de aceptar a la educación como medio o recurso del Estado para el mejoramiento de sus individuos, -ciudadanos-, para Platón, y esto lo dice en la República, libro que el mismo Rousseau dijo en su momento era el más bello tratado sobre educación. ¿Por qué habrá dicho eso Juan Jacobo?, o mejor, ¿Qué quiso decir al afirmar eso? Pues bien, tratar de responder esas otras preguntas nos impide distanciarnos de la respuesta que pretendemos desde un inicio. En pocas palabras lo que el polímata autor de El Emilio trató de afirmar es que la Obra en sí, de Platón es resultado de su educación misma, que si Platón no hubiera absorbido conocimientos de sus maestros, -Sócrates el más conocido-, si él, el filósofo más citado y comentado aún en la antigüedad, no hubiera sido educado, es decir, que sin la influencia   de sus profesores probablemente no hubiera sido lo que fue. Platón y su obra es consecuencia de la educación recibida, educación que es para la pedagogía un proceso de enseñanza-aprendizaje, que es un rubro investigativo de la pedagogía misma. “En su obra La república, Platón desea esbozar un modelo de Estado, en el cual el orden interno y externo es absorbido por el mismo logos[8].

 

El pedagogo; un Hércules que rompe cadenas

 

La otra relación es la de la Alegoría de la caverna, fijada en capítulo VII de la República, en ella Platón, diseña un esquema que desde hace más de dos mil años viene utilizándose para explicar la filosofía y el mundo de las ideas de Platón. De hecho el libro mismo versa sobre la educación. Los libros II hasta el quinto hablan de la educación de los guardias, los que le siguen reflexionan sobre la educación de la elite, -los filósofos mismos-, y en el VII, aparece la metáfora sobre la caverna. En ella se describe una cueva donde inexplicablemente hay unos hombres sujetos al piso por medio de ciertas amarras que les impiden escapar y ver más allá que lo que su vista les alcanza. Impedidos de poder moverse o girar la cabeza, tienen frente de sí una parte de la bóveda  cavernosa, y detrás suyos, un muro y alejado a este un fuego que los alumbra y proyecta sombras que es lo que únicamente aprecian aquellos hombres; “Imagina una especie de curva, cavernosa vivienda subterránea, que tenga una larga entrada, por donde penetra la luz que se extiende a lo ancho de la caverna, y unos hombres que están desde su niñez encadenados de pies al cuello y de modo que les es imposible hacer toda clase de movimiento, y solo pudiendo mirar hacia adelante”[9]. Mirar hacia adelante pudiera significar aquí, así diciéndolo sin menoscabo, saber lo que se quiere mirar, (elección libre), pero no es así ni para aquellos hombres ni para aquel que diga lo contrario. Mirar solo hacia adelante significa no tener otra perspectiva, en resumen, ser un especialista, ¿y qué es un especialista? Una persona que solo sabe mucho de una sola cosa, o sea no sabe nada.

 

Las sombras que aquellos hombres ven en calidad de encadenados son las brumas de la ignorancia, de la fe, de la creencia por creer, del vulgar opinar por opinar sin que ésta tenga por añadidura un mínimo fundamento, una idea propia. “La alegoría de la caverna sigue esa línea ascendente e imaginaria, la educación de los filósofos (nosotros diríamos educandos), como elevación que parte de lo oscuro aprisionando las sombras visibles del mundo empírico, llega a la visión de los objetos que hacen sombra, después a la contemplación clara de las ideas (el haber aprendido algo en la escuela), y, por fin, a la percepción de la idea del Bien, que a todo ilumina como el sol”[10]. Platón es el pedagogo a usanza del Hércules que al ver a Prometeo encadenado por haber robado el fuego de los dioses y concedido a los humanos, (el fuego es el conocimiento), es castigado y obligado a ser destripado cada día, hasta que llega Hércules y rompe las cadenas.  

 

Al inicio nos hicimos una pregunta, ¿Cuál es la relación entre Platón y la pedagogía? Y después nos dispusimos a reflexionar analíticamente por medio de la estrategia didáctica, responder a esa interrogante. La relación que existe entre Platón y la pedagogía, es la que se formula como “el conocimiento” relación significa llevar algo de nuevo otra vez, ¿qué se lleva una y otra vez? El conocimiento, el saber, el aprendizaje.


 Entendido de otra forma, relación aquí es, en analogía lo que en geometría es  diámetro multiplicado por π, igual a longitud de circunferencia. Y termino citando lo que se dicen en un diálogo del capítulo V; “¿Deberemos llamar filósofos solo a aquellos que se aplican a la contemplación de la esencia de las cosas?”. Y yo lo reformularía: ¿Deberemos llamar pedagogos solo a aquellos que dan clases? 


Antonio Pérez-Paredes

Profesor de Primaria y Universidad



[1] Platón y Aristóteles, Natorp, Paul & Brentano, Franz, Revista de occidente, Madrid, 1925.  

[2] Platón, Obras completas, edición de Patricio de Azcárate, tomo 1, Madrid, 1871.

[3] Para una mayor comprensión sugiero leer mi artículo sobre la posible inexistencia de Homero: https://pagina23cancun.blogspot.com/2020/05/existio-homero-realmente.html

[4] Obras completas, XXI.

[5] Se llamó así en honor al dios Academos.

[6] Natorp, pág. 12

[7] Böhm, Winfried, Historia de la pedagogía, De Platón a la actualidad, Eduvim, 2010, Argentina.

[8] Böhm.

[9] Platón, República, Editorial Iberia, Barcelona, 1959, pág. 186.

[10] Böhm.


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